(Lectura de la Biblia en tres años: Jeremías 51:21–46, Hebreos 9:1–7)

JESÚS DA GRACIAS POR LOS ALIMENTOS

Tomando los siete panes y los pescados, dio gracias, los partió y se los fue dando a los discípulos. Estos, a su vez, los distribuyeron a la gente.

—Mateo 15:36

En mi país es costumbre que los niños soplen sobre la sopa cuando se encuentra muy caliente con el propósito de enfriarla un poco. En una región cálida de América del Sur, existía una tribu que soplaba sobre los alimentos pero no para enfriarlos sino porque pensaban que así evitaban la posibilidad de ingerir demonios con la comida. En cierta ocasión unos misioneros llegaron para predicarles y les enseñaron que orar era mejor que soplar. Así que todos los de la tribu cambiaron la costumbre de soplar por la de orar. No oraban por gratitud a Dios, lo hacían para no ingerir demonios. Más tarde fueron corregidos en sus erradas ideas.

Del mismo modo nosotros no damos gracias por los alimentos perfectamente como Dios lo exige y por eso merecemos toda la ira divina. Es solo gracias al mérito de Cristo que hemos sido perdonados.

Jesucristo dio gracias por los alimentos perfectamente y lo hizo en lugar nuestro. Ese mérito nos es atribuido gratuitamente y por eso no estamos obligados a dar gracias puesto que tenemos ese mérito, pero en gratitud vamos a querer dar gracias de modo consciente y deliberado.

Oración:

Cristo, nuestro pan de vida Ven, bendice nuestra comida. Por los dones de tu amor; Gracias te damos Señor. Amén.

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