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Meditación - 2021 noviembre 16

(Lectura de la Biblia en tres años: Jeremías 50:1–20, Hebreos 7:20–28)

EL SALMO DE ASAF

Te damos gracias, oh Dios, te damos gracias e invocamos tu nombre; ¡todos hablan de tus obras portentosas!

— Salmos 75:1

Cada semana la iglesia se reúne por todo el mundo para celebrar el culto al Señor, al Dios trino y uno: el Padre, el Hijo y El Espíritu Santo. Pero no en todos existe la misma motivación ¿Cómo así?

Hay muchos que participan de la reunión semanal principal motivados por el temor. El primero de los mandamientos del decálogo dice: «No tengas otros dioses además de mí.» (Éxodo 20:3). No dedicar por lo menos un día para dar culto a Dios es un pecado por el que merecemos toda la ira de Dios por la eternidad en el infierno. Ante tal perspectiva, no sorprende que alguien quiera participar en la adoración a Dios a fin de no ser culpable contra el primer mandamiento. Lastimosamente nuestras buenas obras no nos ponen en buenas relaciones con Dios. El tratar de cumplir este mandamiento para agradar a Dios solo nos hacen mucho más merecedores del infierno porque dónde hay temor no necesariamente hay fe y sin fe es imposible agradar a Dios (Hebreos 1:6)

Por otro lado hay quienes rinden culto a Dios de modo semejante al criminal que, crucificado junto a Cristo, dijo: «En nuestro caso, el castigo es justo, pues sufrimos lo que merecen nuestros delitos; este, en cambio, no ha hecho nada malo.» (Lucas 23:41). Este criminal reconoció que era merecedor de toda la ira divina y que la única forma de entrar al cielo era por los méritos de Jesucristo. Por ese mismo motivo expresó su plena confianza en él cuando dijo: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.» (Lucas 23:42) Jesús le aseguró que ese mismo día lo llevaría al paraíso, es decir allá donde los adoradores expresan su culto a Dios motivados por la gratitud a la salvación gratuita. La gratitud es el resultado de la fe genuina.

Nosotros somos creyentes solo por la obra de Dios y en gratitud vamos a querer ser de aquellos que no tratan de agradar a Dios con su obediencia imperfecta de la ley, sino que obedecen la ley motivados por la gratitud al infinito amor divino.

Oración:

Señor, te suplico me des un corazón agradecido y que la gratitud sea la motivación de mi adoración hacia ti. Por Jesucristo, tu Hijo y mi Salvador. Amén.

 

Lea el Capítulo Completo Aquí


Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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