(Lectura de la Biblia en tres años: Jeremías 45, Hebreos 5:11–14)

DEN GRACIAS AL SEÑOR, PORQUE ÉL ES BUENO

El SEÑOR es Dios y nos ilumina. Únanse a la procesión portando ramas en la mano hasta los cuernos del altar. Tú eres mi Dios, por eso te doy gracias; tú eres mi Dios, por eso te exalto. Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre.

—Salmos 118: 27–29

La mayoría de nosotros, los seres humanos, damos gracias por los regalos que nos dan sin siquiera haber quitado el envoltorio para saber qué nos han dado. Hacemos eso porque estamos agradecidos por gesto y no por el regalo en sí mismo. Sin embargo no nos portamos así con Dios. A él le pedimos muchas cosas y le damos las gracias solo después que nos las concedió. No le damos gracias por no habernos concedido lo que le pedimos ni tampoco cuando aún no nos ha respondido. Esa manera de portarnos con Dios está mal ¿Por qué?

Todo aquello que tenemos nos fue dado por Dios pues «Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuantos lo habitan» (Salmo 24:1) Santiago y Pablo nos recuerdan que: «Mis queridos hermanos, no se engañen. Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, donde está el Padre» «¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué presumes como si no te lo hubieran dado?» (Santiago 1:16,17; 1 Corintios 4:7). Sí, Dios nos provee de incluso lo que no le hemos pedido (luz de sol, abundante agua, aire saludable, buenas cosechas, etc. cf. Hechos 14:16 y Mateo 5:45) y no le hemos agradecido. Por eso merecemos su ira eterna. Cristo vino a salvarnos siendo perfectamente agradecido y padeciendo nuestro castigo en la cruz (Marcos 8:6; Mateo 11:25). En gratitud vamos a querer dar gracias a Dios en toda circunstancia, aun en los momentos más difíciles de nuestra existencia, porque él determina y dispone todo para nuestro bien. (1 Tesalonicenses 5:19)

Oración:

Misericordioso Dios: Te loamos por todas las bondades y conmiseraciones que Tú has manifestado hacia nosotros. Acepta, te suplicamos, nuestro tributo de adoración, alabanza y acción de gracias. Danos tal comprensión de todas tus misericordias, que nuestros corazones sientan verdadera gratitud hacia Ti, y que glorifiquemos tu santo nombre no solamente con nuestros labios sino también con nuestras vidas consagradas a amarte a ti y al prójimo. Amén.

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