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Meditación - 2021 mayo 5

(Lectura de la Biblia en tres años: Salmo 119:33–56, 1 Corintios 11:27–34)

EL NACIMIENTO DE LA IGLESIA DE ANTIOQUÍA

Los que se habían dispersado a causa de la persecución que se desató por el caso de Esteban llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin anunciar a nadie el mensaje excepto a los judíos. Sin embargo, había entre ellos algunas personas de Chipre y de Cirene que, al llegar a Antioquía, comenzaron a hablarles también a los de habla griega, anunciándoles las buenas nuevas acerca del Señor Jesús.

—Hechos 11:19–20

Cuando leemos las narraciones contenidas en el libro de los Hechos de los Apóstoles quedamos sorprendidos por el celo misionero de aquellos primeros creyentes y es fácil concluir que ha debido haber en ellos algo especial que nosotros no tenemos hoy en día. ¿Es así?

Aunque es verdad que los once apóstoles, junto con otros muchos más, fueron testigos oculares y presenciales de la vida, muerte y resurrección de Jesucristo, y que ese solo hecho es suficiente para grabar en sus mentes la convicción suficiente como para dar testimonio de la verdad sin temor al peligro. No obstante, la verdad es que ellos tuvieron miedo. La Biblia nos dice que Jesús les reprochó las dudas y temor que ellos tenían (Marcos 16:14; Lucas 24:37–42) Sin embargo, es a esos discípulos temerosos e inseguros a quienes Cristo les dice que ellos serán sus testigos hasta lo último de la tierra. No les dijo que deberían ser sus testigos, más bien les dijo que serían. Eso significa que Jesús no estaba confiando en las capacidades o convicciones de sus discípulos, sino más bien en otra cosa ¿Qué?

Jesús les dijo a sus discípulos que ellos serían investidos de poder desde lo alto. Cuando dijo eso se refería al Espíritu Santo. Es el Espíritu Santo quien movió a esos temerosos hombres a hablar con valentía y convicción. El Espíritu Santo actúa en y desde la palabra de Dios. Con esa palabra crea fe en el corazón del ser humano, le imparte el perdón de los pecados y genera la gratitud que motiva al creyente a vivir una vida cristiana. La fe hace que el creyente quiera dar testimonio y anuncie el evangelio y eso sucedió con los creyentes que iniciaron las reuniones cristianas en Antioquía (Cf. Lucas 6:45; 2 Corintios 4:1; Salmos 116:10) Nosotros, en gratitud a la salvación gratuita en Cristo vamos a querer hablar para edificar la iglesia allí donde nos estamos.

Oración:

Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de Tu presencia, y no quites de mí Tu Santo Espíritu. Restitúyeme el gozo de Tu salvación, y sostenme con un espíritu de poder. Entonces enseñaré a los transgresores Tus caminos, y los pecadores se convertirán a Ti. Líbrame de delitos de sangre, oh Dios, Dios de mi salvación, entonces mi lengua cantará con gozo Tu justicia. Abre mis labios, oh Señor, para que mi boca anuncie Tu alabanza. Amén.

 

Lea el Capítulo Completo Aquí


Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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