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Meditación - 2021 mayo 30

(Lectura de la Biblia en tres años: Proverbios 3:1–14, 2 Corintios 1:12–18)

LA GRAN COMISIÓN

Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña que Jesús les había indicado. Cuando lo vieron, lo adoraron; pero algunos dudaban. Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo: —Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.

—Mateo 28:15–20

El Señor Jesucristo ascendió al cielo dejando un grupo de quinientos discípulos a cargo de sus apóstoles con la comisión de comunicar la verdad del evangelio por todo el mundo. Diez días más tarde ya eran más de cinco mil y diez mil al poco tiempo. En pocos años llenaron de discípulos el Imperio Romano. Todos ellos enseñaban que la salvación había sido ganada por Jesucristo como nuestro sustituto cuando vino a obedecer activa y perfectamente la voluntad de Dios y sufrió en la cruz el castigo eterno que merecemos. A ellos, les comisionó anunciar esa verdad por todo el mundo y otorgar el perdón de pecados que Cristo ofrece por medio del bautismo. También mandó que a los bautizados les enseñen todo lo que él les había mandado. Por los últimos dos mil años la gran comisión se ha llevado a cabo por diversas regiones del mundo. Cristo fue claro al ordenar que los nuevos discípulos sean bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo ¿Por qué?

El nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo está presente en la vida del cristiano desde el mismo inicio. Toda nuestra fe cristiana gira en torno a ese nombre porque es el nombre de Dios en el nuevo pacto. No dicen en los nombres del Padre, etcétera, porque ese nombre que menciona las tres personas es el nombre del Dios trino, la bendita Trinidad. Quien no ha sido bautizado en ese nombre o no cree en la Santa Trinidad sencillamente no es un cristiano. Dios nos ha otorgado la salvación cuando fuimos bautizados en ese nombre. En gratitud vamos a querer honrarlo y santificarlo usándolo para invocar al Señor en oración.

Oración:

En el nombre del Padre, del Hijo y del espíritu Santo. Bendito seas Jehová, Dios nuestro, rey del universo, porque por la revelación de tu santo nombre: Padre, Hijo, y Espíritu Santo me hiciste parte de tu pueblo cuando recibí tu bautismo. Guárdame en esta misma fe hasta la venida de tu hijo. Amén.

 

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Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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