
Meditación - 2021 mayo 29
(Lectura de la Biblia en tres años: Proverbios 2, 2 Corintios 1:3–11)
NACER DE NUEVO, SEGÚN JESÚS
—Yo te aseguro que quien no nazca de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios —respondió Jesús—. Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu es espíritu. No te sorprendas de que te haya dicho: “Tienen que nacer de nuevo.” El viento sopla por donde quiere, y lo oyes silbar, aunque ignoras de dónde viene y a dónde va. Lo mismo pasa con todo el que nace del Espíritu.
—Juan 3:5–8
Un prominente judío fariseo llamado Nicodemo fue a buscar a Jesús de noche. Los fariseos creían que las personas pueden ser mejores personas si reciben mejores enseñanzas. Así que buscó a Jesús como un maestro que le pueda ayudar a ser una mejor persona. Como fariseo creía que al ser mejor podría agradar a Dios y así conseguir merecer su favor. Jesús fue muy directo para dejarle claro que si quería entra al cielo no le servía mejorar su conducta: necesitaba nacer de nuevo. ¿Qué quiso decir Jesús con esas palabras?
Nicodemo quedó muy sorprendido y sentía que era ya muy viejo para un nuevo inicio. Aun así, preguntó: «¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y volver a nacer?» (Juan 3:4). El Señor le respondió que de la carne solo nace carne. Con esto Jesús quería decir que no importa cuántas veces uno nazca de sus padres siempre nacerá pecador. Nicodemo necesitaba nacer con otra naturaleza, del Espíritu. Solo el Espíritu puede hacer nuevas criaturas. Jesús aclaró que ese nuevo nacimiento sucede por el agua y el Espíritu ¿Qué quiso decir con eso el Señor? Simplemente que Nicodemo no podía hacer nada por sí mismo para nacer de nuevo. Eso solo es posible por el poder del Espíritu. El escritor del evangelio de Juan nos aclara que los que nacen de nuevo, los hijos de Dios «no nacen de la sangre, ni por deseos naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de Dios.» (Juan 1:13). Es Dios quien produce un nuevo nacimiento. Eso sucede cuando el poder del evangelio imparte vida nueva en el pecador que estaba muerto en sus delitos y pecados. Dios usa su palabra, el poder del evangelio unido al agua del bautismo para que suceda el nuevo nacimiento, tal como está escrito: «Por su propia voluntad nos hizo nacer mediante la palabra de verdad, para que fuéramos como los primeros y mejores frutos de su creación». Cristo ha instituido el bautismo y la Cena del Señor para impartir el perdón de los pecados. En gratitud a la salvación gratuita vamos a querer hacer uso responsable de estos dos dones preciosos.
Oración:
Señor, te doy gracias porque nacer de nuevo no depende de nosotros ni de algo que podamos hacer, sino de tu misericordia y poder. También te agradezco pues mediante el bautismo, la cena del Señor y el puro evangelio nos brindas el perdón de los pecados. Te suplico que por medio de estos dones me fortalezcas y afirmes en la verdadera fe para la vida eterna. Amén
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