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Meditación - 2021 mayo 19

(Lectura de la Biblia en tres años: Salmo 137–138, 1 Corintios 15:11–17)

EL PODER DEL MENSAJE DIVINO

Entonces me dijo: «Profetiza sobre estos huesos, y diles: “¡Huesos secos, escuchen la palabra del Señor!»

—Ezequiel 37:4

¿Obedece usted siempre lo que Dios manda? Tengo que confesar que yo he fallado muchas veces.

Dios le dijo al profeta Ezequiel que profetizara sobre un campo lleno de huesos que estaban secos. Es posible que Ezequiel haya pensado que esa orden era muy extraña para ser obedecida. Sin embargo, él era un siervo del Señor y quería obedecerle aunque no comprenda perfectamente el por qué Dios le daba tal orden. Ezequiel, sin objetar nada, profetizó sobre los huesos secos y vio cómo se juntaron formando esqueletos y después cuerpos de carne que volvieron a la vida.

Esa experiencia de Ezequiel también debería ser nuestra realidad: Dios habla y nosotros obedecemos. Pero la verdad es que no es así. Usualmente cuando Dios nos habla en su palabra nosotros tenemos una crisis de fe. Dudamos. Porque lo que Dios dice a veces nos resulta ilógico. Pero cuando, como Ezequiel obedecemos, vemos que Dios cumple. Lastimosamente no vemos esto mucho en nuestras vidas, pues nuestro viejo Adán siempre resiste contra la palabra de Dios Y eso es un pecado por el que somos merecedores de padecer toda la ira de Dios en el infierno por la eternidad. Gracias a Jesucristo no estamos allá ahora: Él, en lugar de nosotros, obedeció perfectamente la palabra de Dios y en la cruz sufrió en lugar nuestro el castigo que merecemos por desobedecer. En gratitud vamos a querer obedecer la palabra de Dios así nos será fácil verla obrar poderosamente.

Oración:

Misericordioso Señor, confieso que, en mi carne, me he rebelado continuamente contra tu palabra. Soy pecador desde antes de nacer. Por los méritos de tu Hijo Jesucristo, suplico tu perdón. Te alabó porque gracias a su obediencia activa a favor de nosotros los hijos de Adán, he sido declarado justo y gracias a su obediencia pasiva al no resistir el sufrimiento que padeció en lugar de nosotros y que terminó con su muerte en la cruz, tengo perdón y vida eterna. En gratitud quiero obedecerte. Sé que no lo haré perfectamente, y por eso te ruego: concédeme no caer en la tentación de desobedecerte. Amén.

 

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Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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