(Lectura de la Biblia en tres años: Salmo 72, Romanos 15:1–6)

Nos conviene

ni os dais cuenta de que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca.

Juan 11:50

En la vida diaria nos encontramos momentos donde tenemos que hacer diferentes elecciones. Vemos y analizamos cada detalle, para que la elección que tomemos sea la que mejor, la más conveniente. Cuando estamos en familia, no solamente buscamos lo que más convenga a uno, sino que convenga a todos.

Caifás sigue hablando en el concilio, ahora mostrando la solución que tiene para que los romanos no destruyan el Templo ni a el pueblo; la solución era simple, es mejor que uno muera y no todos ellos, su interés era más político que espiritual, no quería perder su posición. Sin embargo, esa declaración era completamente cierta y necesaria; la nación, el mundo entero, tú y yo; todos merecemos la muerte por causa de nuestros pecados, ya que la paga del pecado es la muerte (Romanos 6:23) Su plan era que su rival muriera y no ellos y su nación, pero en verdad esa era la labor por la cual Jesús se encarnó, pero no solo para morir por la nación judía, sino que, por todo el mundo. Es por eso que él cumplió perfectamente la Ley, ya que nadie pudo ni puede cumplirla, y su cumplimiento lo entrega a todo aquel que cree en Él. No cometió pecado, pero sufrió el castigo por los pecados de todos.

En nosotros solo merecemos castigo, muerte eterna en el infierno, pero Dios castigó a su Hijo por nosotros, para hacernos sus hijos. En su Palabra Dios nos muestra nuestra naturaleza pecaminosa, y sus consecuencias, nos da la fe a través de su Palabra, con la que podemos entender las palabras proféticas de Caifás. Era necesario que Cristo muriera en nuestro lugar, para que no todos muriéramos eternamente, es el motivo por lo que vino al mundo, para que tu y yo no muramos, sino vivamos eternamente con Él; es lo único que nos conviene, es lo único que nos da vida eterna.

Oración:

Bendito Padre celestial, gracias porque tu Hijo vino al mundo para cumplir la Ley en mi lugar, y para dar su vida en mi lugar, te pido me ayudes a confiar que por su muerte tengo vida eterna. Amén.

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