(Lectura de la Biblia en tres años: Salmo 69:18–70:5, Romanos 14:6–13)

Orgullo que cambia las prioridades

y vendrán los romanos y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación.

Juan 11:48b

El orgullo, cambia la percepción de muchas cosas, una de ellas son las prioridades. Pensamos que lo que nosotros pensamos y hacemos es lo mejor para todos, dejando a un lado lo que otros necesitan en realidad. Si nuestra prioridad es tener mucho dinero, olvidamos las necesidades de la familia, no económicas sino de nuestra compañía, la cual no podemos sustituir con dinero o regalos.

Ayer vimos que los fariseos, no les gusta que la gente cree en Jesús, y que la importancia de ellos ha disminuido. En su orgullo no ven las prioridades, no ven la necesidad de todo el pueblo, sino lo que a ellos les puede afectar. Si todos creen en Jesús, ellos piensan que los romanos verán un cambio de autoridad y entonces irán y destruirán el lugar santo, posiblemente el templo, y esto les afectaría directamente a ellos y su posición dentro del pueblo. Lo que no están viendo es lo que es más importante, aún más que el mismo templo, ¡Dios estaba cumpliendo su promesa de salvación al enviar a su propio Hijo! Y esto era mucho más grande que ellos y que el templo, y era de beneficio para todo el mundo.

Muchas veces cambiamos las prioridades en nuestra vida. Pensamos si algo afecta nuestra vida hay que quitarlo, no importando si afecta a otro, y muchas veces lo vemos aun en lo espiritual. Si decir que soy cristiano o anunciar a Cristo me causa problemas en la sociedad o en el trabajo, entonces prefiero que no se enteren, y así no me afectará. Sin darnos cuenta estamos negando a nuestro Señor, y como resultado seremos negados delante del Padre e iremos al castigo eterno. Necesitamos que Dios nos muestre que, como todo el mundo, necesitamos de un Salvador, y que ese Salvador es Jesús, quien recibió el castigo que nosotros merecemos por nuestros pecados. Creer en Jesús es lo que necesitaba el pueblo de Israel y es lo mismo que necesitamos nosotros para tener la salvación que ha ganado por el mundo.

Oración:

Bendito Padre, gracias por mostrarme que la prioridad eres Tú, y que solo Tú me diste la salvación al entregar a tu hijo en mi lugar, guárdame en esta fe. Amén

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