(Lectura de la Biblia en tres años: Salmo 67:1–68:10, Romanos 13:1–6)

¿Qué haremos?

Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el Concilio, y dijeron —¿Qué haremos?

Juan 11:47a

¿Qué haremos? Es una pregunta que muchos nos hemos hecho en algún momento de la vida, cuando parece que los planes no van como quisiéramos, es una pregunta que muestra cierta incertidumbre y nuestro deseo por encontrar ideas para solucionar la situación. Esta pregunta busca una solución en las manos de los integrantes, en sus capacidades y muchas veces no es suficiente.

Durante estas semanas de cuaresma hemos visto a los escribas y fariseos enfrentarse con Jesús, buscando encontrar un error en su comportamiento y palabras, pero sin encontrarlo, ahora nuestro Señor Jesucristo sigue haciendo señales y milagros que ve toda la gente. Anterior a nuestro texto acaba de resucitar a su amigo Lázaro, y muchos están creyendo en Jesús como el Mesías. Esto no va bien con los planes de las escribas y fariseos, entonces se reúnen en concilio y buscan soluciones ante sus fallas, aun desean acabar con Jesús, pero siguen sin encontrar errores, y se preguntan ¿Qué haremos? Como vimos arriba, esta pregunta busca en las capacidades de los que están buscando la solución, en este caso para hacer un mal, ellos buscarían la forma de hacer caer a Jesús de una forma u otra.

Encontramos en estos versículos una forma muy humana de hacer las cosas, pasamos por enfermedad, pérdida de un ser querido, pérdida de empleo, y buscamos en nuestras capacidades lo que sería mejor para solucionar la situación. Pero cuando lo hacemos así, estamos olvidando que todo está bajo la voluntad de Dios y caemos en más errores y pecados, desobedeciendo y siendo merecedores del infierno. Todos esos pecados han sido cargados por Jesús en la cruz. Él sí confió completamente en la voluntad de su Padre, el dejó todas las cosas en manos de Dios, y ofreció esa vida perfecta en nuestro lugar. Ahora cuando las cosas no van como queremos ya no decimos ¿Qué haremos? Sino que decimos, Señor ayúdame a ver lo que es correcto y guíame para hacer tu voluntad.

Oración:

Bendito Padre, gracias porque me das la confianza de poner todo en tus manos, y perdóname cuando busco solución a mis problemas en mis manos. Te lo pido en el nombre de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Amén

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