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Meditación - 2021 marzo 13

(Lectura de la Biblia en tres años: Salmo 61–62, Romanos 11:25–29)

Nos da vida

yo les doy vida eterna y no perecerán jamás

Juan 10:28a

Una de las frases que usamos es que nuestra madre nos dio la vida. En cierta forma, hemos llegado a este mundo a través de nuestra madre, y le estamos sumamente agradecidos por todo lo que ella tuvo que pasar durante el embarazo y el parto, ya que a pesar de ser una de las etapas más bonitas para una mujer, conlleva mucho cuidado, y mucho dolor. Después de haber dado a luz aún tiene que pasar tiempo cuidándonos cuando no somos capaces de hacer nada, más que comer y llorar. Aun así, la realidad es que quien nos da la vida es Dios, y la vida que Dios nos da a través de nuestra madre no dura por siempre; todo ser humano finalmente muere.

La causa de la muerte en todo ser humano es el pecado. Cuando el pecado entró en el mundo al huerto de Edén, cuando Adán y Eva desobedecieron el mandato de no comer del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. En ese momento entró la muerte, primero la muerte espiritual, esto es estar separado de Dios, lo cual vemos en ellos al esconderse de Dios y temer de su presencia. Pero también la muerte física la cual llegó más tarde, y todos los descendientes de Adán y Eva, sufrimos la muerte física y espiritual, nacemos muertos en pecado, apartados de Dios, sin capacidad para acércanos Dios, y con el destino final del infierno.

Pero ahí es donde nuestro Señor cambia nuestro destino. El viene al mundo a cumplir lo que nosotros no somos capaces, y a sufrir lo que merecemos por nuestros pecados, nos habla a través de su Palabra y nos da la fe, con todo esto nos hace sus ovejas, y al ser sus ovejas, Él nos da una promesa sumamente grande, dice: “Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás.” En este mundo llegaremos a morir, pero ya no espiritualmente, ya que Él nos ha dado vida, y esa vida continua aun después de la muerte física, no pereceremos en el infierno, sino que viviremos eternamente con nuestro Señor en los cielos.

Oración:

Bendito Padre, gracias por la vida eterna que me has regalado mediante el sacrificio de tu Hijo Jesucristo, no permitas que me aparte, y disfrute de tu presencia eternamente. Amén.

 

Lea el Capítulo Completo Aquí


Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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