(Lectura de la Biblia en tres años: Salmo 56–57, Romanos 11:1–10)

Escuchan mi voz

Mis ovejas oyen mi voz...

Juan 10:25a

En la actualidad, el escuchar es una de las virtudes que se ha descuidado mucho, escuchar a alguien, o ser escuchado es un poco difícil, ya que contamos con diversos distractores, por un lado, la vida acelerada que llevamos por las diferentes actividades, muchas veces no ponemos atención a lo que la gente nos dice por estar pensando en lo que aún nos falta hacer; y por otro, el estar siempre conectados por nuestros celulares, aun cuando alguien nos está hablando, aun en las reuniones familiares encontramos que todos están en su celular y haciendo aun lado la conversación con quien está a su lado.

Todo lo anterior nos hace preguntarnos ¿Estaremos tan ocupados e inmersos en nuestros celulares cuando Dios nos habla? Sabemos que también es un medio por el cual ahora mismo estamos llegando con la Palabra de Dios a más personas, pero eso no asegura que pongamos atención a la Palabra de nuestro Dios, especialmente cuando nos llega una notificación al leer la devoción, y queremos ir y ver qué es lo que nos ha llegado. Al igual que escuchar y ser escuchados, tenemos muchos distractores en nuestra vida diaria cuando se trata de tomar un tiempo para escuchar la Palabra de nuestro Dios, todo esto porque aún contamos con nuestra naturaleza pecaminosa, la cual nos lleva a cometer varios pecados y a evitar todo lo relacionado con Dios, tal como escuchar su Voz en la Palabra, lo cual también es un pecado. Dios no está contento de que pongamos más atención a otras cosas que a su Palabra, y lo seguimos haciendo en muchas ocasiones. Es por todo esto que merecemos su ira y castigo.

Pero Dios envió a su hijo para que el pagara por todo lo que hemos fallado, el justo por los injustos, y también nos ha dado la fe y la necesidad de escuchar su Palabra, nos ha hecho ovejas de nuestro Señor Jesucristo, y ahora nosotros, nos dice nuestro Señor, escuchamos su voz, porque le reconocemos, porque sabemos lo que ha sido capaz de hacer para que nosotros seamos perdonados.

Oración:

Bendito Padre, gracias porque nos has hecho ovejas de tu Hijo, y nos has dado el deseo de escuchar su voz, ya que en ella encontramos la vida eterna. Amén

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