(Lectura de la Biblia en tres años: Proverbios 7:1–10, 2 Corintios 3:11–18)

Amor eterno

Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.

Jeremías 31:3

Mi amigo Eusebio, cuando cumplió 35 años, perdió a su esposa. Se conocieron jóvenes, se casaron y construyeron un hogar hermoso con mucho sacrificio. Tuvieron dos hijos los cuales educaron correctamente. La muerte de su esposa afectó mucho a mi amigo Eusebio y tardó muchos años en recuperarse. No fue hasta un día que pasando por una iglesia escuchó "Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia."

Sí. Amor eterno nos entregó Dios, pese a los pecados que, como humanos, cometemos. Pero Dios prolongó su misericordia para enviar a su hijo Cristo Jesús a salvarnos de la muerte y desesperación. Ese acto de amor sobrepasa todos los límites. ¿Acaso usted daría la vida de su hijo o hija para salvar al mundo? Seguro que no, porque es un acto de inmenso e inigualable amor. Con estas palabras, Eusebio comprendió que, a pesar de los dolores, dificultades y carencias, existe la esperanza de amor de Dios porque Cristo vive y murió por nosotros.

A veces no somos lo suficientemente agradecidos con Dios, y en ocasiones lo culpamos por las cosas malas que nos suceden y es bueno sobre todo recordar estas palabras de Jesús: "Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación." (Mateo 5:4) Bienaventurados somos si lloramos hoy porque mañana Cristo nos recibirá en sus brazos y sus manos y nos llenarán de consolación.

Oración:

Padre celestial, te pedimos que nos des fuerzas para comprender los dolores y pruebas que por la naturaleza pecaminosa sufrimos y te demos gracias por enviarnos a Cristo Jesús como muestra de tu amor eterno. Amén

Lea el Capítulo Completo Aquí