(Lectura de la Biblia en tres años: Proverbios 6, 2 Corintios 3:1–10)

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Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos; y serás bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos.

Lucas 14:13-14

Los tiempos de crisis se le hace muy difícil a muchas personas compartir algo con los demás. Esto sucede como resultado de la naturaleza pecaminosa que impulsa a albergar sentimientos de ambición y egoísmo. Para reflexionar, respondamos algunas preguntas: ¿Cuántas veces ha recibido algo de otra persona? Seguro que en muchas ocasiones, y ¿ha sido agradecido? ¿Usted ayuda a las personas necesitadas? ¿Qué lo motiva, una posible devolución de la ayuda o la felicidad que se siente al ayudar al necesitado?

Las anteriores interrogantes nos ponen a pensar. Sobre todo cuando observamos la vida de nuestro Salvador Cristo Jesús que, despojado de todo, entregó su vida para un bien colectivo: la salvación mundial. Es por ello que es Jesucristo la mayor motivación para ayudar a nuestro prójimo, a esa persona cercana que tenemos y que necesita de nosotros, incluso a nuestros enemigos ya que ellos necesitan mucho más amor que nosotros.

Es por ello que debemos animarnos unos a otros a planear un banquete de ayuda al necesitado, un pan para el hambriento, un consejo para el hermano que está afligido, agua para el que tenga sed, un versículo de la biblia para aquel que se siente solo, y en fin, hagamos un banquete para llevar la palabra de Dios y el evangelio a los más necesitados. Ellos nos agradecerán compartiendo como nosotros lo que tienen: el eterno amor de Cristo Jesús y su evangelio de salvación. Y como dice la palabra de Dios, seremos recompensados en la resurrección de los justos.

Oración:

Padre celestial, gracias por animarnos a compartir lo que tenemos con los más necesitados y llevarles el mensaje de salvación de tu hijo Cristo Jesús. Amén

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