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Meditación - 2021 junio 29

(Lectura de la Biblia en tres años: Proverbios 25:1–11, 2 Corintios 12:14–21)

Que no quede por parte de nosotros

Deja la ira, y desecha el enojo…

Salmo 37:8

¿Cuántas veces nos hemos enojado con nuestros amigos, vecinos e incluso personas que son parte de nuestra familia? De seguro muchas veces. ¿La ira es buena ante los ojos de Dios? Pues no, pero ¡qué difícil es lograr no sentir ira ante muchas injusticias de las que podemos ser víctimas! Pero debemos tener bien claro que las acciones que vienen como resultado de esa ira, por lo general, siempre son negativas y causan dolor sobre todo al que la siente, y en muchas ocasiones, son criminales estos ataques de ira porque pueden terminar mal.

En el evangelio de Mateo, en su capítulo 5 versículos del 21 al 26, Jesús nos enseña la génesis, la raíz de las acciones agresivas de las que podemos ser testigos o autores. Nos enseña que ya el pecado comienza a penetrar en nuestros corazones desde el momento en que el enojo y la ira penetran en nosotros, algo que suele suceder muy fácil a causa del pecado. ¿Entonces cómo podemos impedir que esto suceda?, el desafío es cambiar nuestra actitud, nuestro pensamiento y nuestra forma de actuar y ablandar nuestros corazones con amor.

Un corazón amoroso es muy importante para Jesús, porque nos alerta que es mejor perdonar y resolver cualquier problema o discusión que hayamos tenido con nuestro prójimo antes de asistir a nuestra congregación. Eso demanda amor, amor y amor, amor que emana de Jesús cuya dádiva de vida es nuestra.

Controlar nuestras acciones para no llegar al punto de la ira demanda de nosotros mucho control y sacrificio. Debemos permanecer en constante comunicación con Dios, pues la oración es poderosa, para que aleje de nosotros los malos pensamientos que nos intenten inducir a la ira. De esa forma iremos moldeando nuestra actitud y estaremos dispuesto siempre a resolver los conflictos con nuestro prójimo siempre cuando la otra persona nos escuche. Solo así, desechando la ira y el enojo, entraremos con más amor y más limpios a la casa de Dios para escuchar su Palabra y oír de nuestro perdón.

Oración:

Padre celestial, ayúdame siempre a apartar la ira de mi vida. Dame fuerzas para no murmurar contra mi prójimo y así poder entrar en tu Casa libre y limpio. Amén

 

Lea el Capítulo Completo Aquí


Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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