(Lectura de la Biblia en tres años: Proverbios 22:17–29, 2 Corintios 11:16–23)

Academia Cristo

¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío.

Salmo 42:5

El año 2020 comenzó con una gran epidemia que paralizó a casi todo el mundo. Una enfermedad acechaba al ser humano y se propagó detenidamente. Aún en este momento, es un problema que nos sigue afectando, al inicio de la misma me entristecí porque no pude asistir a los cultos ya que las autoridades de mi país determinaron que debían suspenderse todo tipo de actividades que involucra reuniones, encuentros, eventos donde se aglomeran muchas personas. Esa fue una medida necesaria para evitar el contagio con esa enfermedad. Muchas personas tuvieron que adaptarse a la “nueva vida” y adoptar nuevas formas de vivir como el trabajo a distancia. También tuvimos que adaptarnos a medidas de seguridad como el lavado constante de manos, eliminar viajes y visitas, en fin, muchas acciones que nos protegerían de la Covid.

A pesar de lo abatida que estaba mi alma por lo que implicaba enfrentar una epidemia como ésta, Dios me dio la oportunidad de ingresar a Academia Cristo y junto a los hermanos Nacho, Bernabé y el pastor Polanco pudimos compartir la palabra de Dios desde nuestras casas en Cuba y, con la guía de los profesores Frank y Hartman, que, desde los Estados Unidos, durante dos meses nos impartieron el curso pactado.

¡Qué hermoso regalo de Dios, seguimos escuchando la palabra de Dios por medio de la tecnología! Esto nos preparó mucho lo que serviría después, cuando la situación mejorará, poder impartir los conocimientos adquiridos a otros hermanos y seguir predicando el evangelio de nuestro Señor Jesucristo.

A veces, las grandes dificultades nos traen cosas buenas, sobre todo si nos aferramos a Dios y seguimos despiertos ante las amenazas del diablo que cada vez son más fuertes e inteligentes. Debemos permanecer en Cristo firmes, y seguir las enseñanzas del salmista: aunque nuestra alma se sienta abatida o triste, sola debemos esperar en Dios, alabándole por recibir su bendición y protección. ¡Academia Cristo también es un regalo de Dios!

Oración:

Padre celestial, te pido que bendigas a los alumnos y profesores que cada día se acercan al ministerio de Academia Cristo, guíanos por el buen camino y sostenme en las pruebas de la vida terrenal. Lo pedimos en el nombre de tu Hijo amado Jesús. Amén.

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