(Lectura de la Biblia en tres años: Proverbios 21, 2 Corintios 11:1–6)

Un Premio

Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Mateo 5:9

La paquistaní Malala Yousafzai en 2012 recibió un total de tres disparos en un ataque terrorista, el 2014, dos años después de aquel oscuro día, recibió el Premio Nobel de la Paz. La joven, con solo 17 años, sobrevivió luego de someterse a varias operaciones que la tuvieron entre la vida y la muerte. Hoy en día es una conocida luchadora por los derechos humanos dedicándose especialmente a la igualdad de la mujer y los problemas que afectan a su país. Para ello, aparece en varios programas de la televisión además en las redes sociales. Su trabajo es meritorio con reconocimiento a nivel internacional.

Si volvemos a leer la cita bíblica que nos ocupa hoy, nos lleva a todos nosotros como trabajadores cristianos, a la ardua y compleja tarea de resolver conflictos. Debemos partir de que un conflicto surge precisamente cuando las personas tienen una opinión distinta a la de su prójimo. En un mundo pecador como el nuestro, es muy común que estas diferencias o los conflictos se resuelvan aplicando la fuerza, la violencia, la intimidación, la amenaza o el chantaje. Todo esto viola completamente la sexta bienaventuranza que nuestro Salvador Jesús nos describiera en Mateo 5:9. En el reino de nuestro amado y poderoso Dios es una alegría, una bendición y un acto hermoso el de unir a las personas desde el amor en la resolución de conflictos o disputas. De esta forma se restauran las relaciones y llega el mensaje de Salvación de Jesús cuya base es el amor de Dios para con nosotros.

Recordemos que el resultado de la resolución de los problemas trae como resultado la paz y éstos que luchan por ello, los pacificadores, serán llamados “hijos de Dios”, porque con esas acciones reflejamos amor, amor que proviene de Dios, porque Dios es amor, es paz. Su amor nos ilumina, muestra de ello es Jesús, por ello debemos, como hijos de Dios y herederos de Jesús, porque heredamos la Salvación gracias a Él, buscar la paz en el lugar de trabajo, en la comunidad, en nuestro hogar, en fin, en todos los espacios y lugares del mundo. Solo así obtendremos el Premio Nobel de la Paz a los ojos de Dios.

Oración:

Padre celestial, te pido que yo, humilde humano ante tus ojos, pueda todos los días luchar cada vez por la paz, y que pueda llegar con tu mensaje de Salvación a los lugares donde hoy existe división y discordia. Amén

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