
Meditación - 2021 junio 2
(Lectura de la Biblia en tres años: Proverbios 5, 2 Corintios 2:12–17)
Acompañado
Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo...
Salmos 23:4
Vivimos en un mundo muy convulso, muchas guerras y enfermedades que nos acechan y que el conocimiento humano a veces no puede descifrar para hallar una cura. Es ahí cuando nuestros corazones se afligen y se asustan, pues tenemos miedo a la muerte y tememos por la salud de nuestros seres amados y queridos. La aflicción que sentimos en momentos donde las cosas no están bien puede llegar a deprimirnos y hacernos sentir que estamos en un callejón sin salida. Pero si nos sentimos así, recordemos cuando Jesucristo, antes de ser apresado, fue a orar con sus discípulos en el lugar llamado Getsemaní (Mateo 26: 36-45) Al leer la lectura, podemos darnos cuenta del momento complejo por el que pasaría Jesús porque iba ser apresado y torturado hasta la muerte, pero aún así, utilizó la oración como instrumento de comunicación con Dios, su Padre, para que lo acompañara ante esa difícil tarea de ser el Salvador del mundo.
En la lectura también nos percatamos de que los discípulos, pese a las alertas de Jesús, se dormían y no oraban. Pero Jesús seguía en oración, pues tenía que salvar al mundo de la muerte. Es por ello, que ante nuevas epidemias y conflictos armados, nuestro mayor instrumento es la oración, la cual es necesaria para estar firmes ante las tentaciones que nos llevan por el camino del mal. Se trata de poner un pensamiento diario hacia la imagen de nuestro Salvador, que en amor eterno, entregó la vida para que todo aquel que en Él creyera tuviera, como regalo, la vida eterna.
Quizás muchos no seamos capaces de hacer una bella oración pero es que no se trata de eso. Se trata de conversar con Dios ya sea en silencio o en voz alta, mientras caminamos o estamos en el trabajo, porque allí estará para escucharnos, fortalecernos y acompañarnos.
Recuerdo que, cuando pequeño, en ocasiones tenía miedo de dormir por causa de las pesadillas y mi madre me decía que antes de cerrar los ojos dijera: "Con Dios me acuesto y con Dios me levanto"; y en efecto, dormía perfectamente porque sabía que Dios me estaba acompañando.
¡No estamos solos, Cristo está de nuestro lado!
Oración:
Padre celestial, gracias por darnos el instrumento de la oración para sentir que nos escuchas y que nos estás acompañando a cada momento. Amén
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