(Lectura de la Biblia en tres años: Proverbios 31:1–9, Gálatas 2:11–21)

VEAN QUE EL SEÑOR ES BUENO

La necedad del hombre le hace perder el rumbo, y para colmo se irrita contra el Señor.

Proverbios 19:3

En este tiempo en el que una pandemia azota el planeta entero no falta quien se atreve a proferir: ¿Cómo Dios puede ser bueno si permite este desastre? Si es porque no quiere, entonces no es bueno y si es porque no puede, entonces no es todopoderoso. ¿Cuál es la respuesta de la Biblia?

La respuesta de Dios a esa clase de pensamientos es el texto de la meditación de hoy. La palabra de Dios afirma que la necedad es parte de la naturaleza caída del hombre y que también es perversa tal como lo describe el Antiguo Testamento: «No haga caso ahora mi señor de ese hombre perverso, de Nabal; porque conforme a su nombre, así es. El se llama Nabal, y la insensatez está con él» (1 Samuel 25:25 cf. Proverbios 22:15; Génesis 8:21; Eclesiastés 9:3; Romanos 1:20-22; Salmo 14:1) Una señal de insensatez es la ingratitud. Pablo nos dice que los hombres no le dieron gracias a Dios por sus bendiciones y así se hicieron necios: «A pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se extraviaron en sus inútiles razonamientos, y se les oscureció su insensato corazón. Aunque afirmaban ser sabios, se volvieron necios» (Romanos 1:21-22).

Dios no nos ha tratado de acuerdo a lo que merecemos. A pesar de nuestro pecado de ingratitud, en lugar de enviarnos directamente a la condenación eterna, él nos da vida durante un tiempo de gracia a fin de que tengamos la oportunidad de beneficiarnos con la salvación. Durante ese tiempo de gracia, el Señor nos provee de todo lo necesario para tener la suficiente oportunidad de entrar en el arrepentimiento para vida. No solo nos da la existencia, sino también nos ha provisto de un planeta apto para la vida y abundante en bienes naturales que nos permitan una existencia saludable. Pero no hemos cuidado la tierra con la que nos bendijo. La Biblia dice que Dios enviará su juicio para «destruir a los que destruyen la tierra » (Apocalipsis 11:18) Gracias a Cristo Dios ha provisto perdón para este pecado y en gratitud vamos a querer apreciar las bendiciones del Todopoderoso

Oración:

Aunque merecemos tu justa ira y tu castigo, te pedimos, ¡Oh Padre de misericordia!, que perdones nuestro pecado y nuestras muchas rebeliones. Defiéndenos de todo mal y peligro, en nuestro cuerpo y en nuestra alma. Líbranos de doctrinas falsas y perniciosas, y de guerra y derramamiento de sangre, de las tempestades y las sequías, de los incendios, de las epidemias, de la angustia del corazón y del desesperar de tu misericordia. En todo tiempo sé Tú nuestra ayuda eficaz. Amén.

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