(Lectura de la Biblia en tres años: Isaías 5, Efesios 3:7–13)

LA CODICIA DE RIQUEZAS MATERIALES NO ES FE

De hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia. Apártate de los tales.

1 Timoteo 6:5

Dentro del grupo de gente que Pablo identifica como falsos piadosos, es decir, aquellos que practican una falsa piedad señala en especial a los que ven la piedad como fuente de ganancia. Sin embargo, en el versículo siguiente, también reconoce que la piedad sí es una gran fuente de ganancia. ¿Se contradice Pablo?

Aunque algunas veces los escritores inspirados parecen contradecirse. Un examen cuidadoso del contexto demostrará que no es así. Si leemos el versículo siguiente completo y sin sacarlo de contexto es fácil notar que lo que Pablo está diciendo es que la piedad es una gran fuente de riqueza. Pero no de riqueza material sino de riqueza espiritual. Esto es lo mismo que Jesús enseñó: Los cristianos son llamados para hacer riqueza espiritual (Mateo 6:19—20). Enseñar que, con intensa y devota oración, ayuno, o dadivosidad Dios nos enriquecerá materialmente es adulterar la Palabra de Dios, pues él nunca prometió eso. He escuchado decir: «dime cuánta riqueza anhelas tener y yo te diré el tamaño de tu fe». Pero eso no es fe, es simple codicia promovida por el que quiere engañar haciendo creer que Dios está obligado a enriquecer al que confiese, declare o decrete que tiene fe en que el Señor lo hará rico. Nada de malo hay en ser rico y Dios le dará riqueza quién él designe. Pero tal como la Biblia lo enseña, lo malo es el amor a las riquezas. Los predicadores de la «teología de la prosperidad» hacen precisamente eso.

La Biblia prohíbe la codicia en el último mandamiento del decálogo. Por este pecado somos merecedores de toda la ira de Dios. Pero fuimos perdonados gracias a que Cristo se hizo pobre para bendecirnos con toda riqueza espiritual y sufrió, por nosotros, el castigo que merecíamos. En gratitud vamos a querer huir de la falsa piedad

Oración:

Te suplicamos que defiendas y gobiernes tu iglesia de tal modo que sea preservada en la doctrina pura de tu Palabra salvadora, para que así se fortalezca nuestra fe en Ti y aumente en nosotros el amor a todo el género humano.

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