(Lectura de la Biblia en tres años: Cantares 2, Gálatas 6:1–10)

EL CAMINO A LA COMUNIÓN ÍNTIMA CON DIOS

Éste es el mensaje que hemos oído de él y que les anunciamos: Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad. Si afirmamos que tenemos comunión con él, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no ponemos en práctica la verdad.

1 Juan 1:5–6

¿Está usted de verdad en comunión con Dios? ¿Cómo saber si nuestra comunión es real o imaginaria?

La Biblia, en el texto de la meditación de hoy, enseña que la comunión con Dios es en luz ¿Qué significa eso?

Primero, que fuera y aparte de la Biblia, no hay comunión con Dios. Cuando el rey David escribió su cántico de liberación y confesó: «Tú, Señor, eres mi lámpara; tú, Señor, iluminas mis tinieblas.» (2 Samuel 22:29), no se refería a otra cosa que a la misma palabra de Dios: «Tu palabra es una lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero.» (Salmo 119:105). Pues tal como el salmista lo reconoce: «La exposición de tus palabras nos da luz, y da entendimiento al sencillo.» (Salmo 119:130). Es precisamente Jesucristo, como evangelio, la luz que resplandece de la palabra: «Pero todo lo que la luz pone al descubierto se hace visible, porque la luz es lo que hace que todo sea visible. Por eso se dice: «Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo.» (Efesios 5:13-14).

Pero estar en la luz no es solo decir que creemos en Cristo, como algunos dicen: «¡Cristo vive!, hoy hablé con él». Pues es posible imaginar que uno habla con Cristo y no ser así. Tal como Pablo escribió: «Me propuse más bien, estando entre ustedes, no saber de cosa alguna, excepto de Jesucristo, y de éste crucificado.» (1 Corintios 2:2) solamente hay luz en Jesucristo crucificado, el Cordero de Dios. Así es como el mismo Señor lo reveló al apóstol Juan: «La ciudad no necesita ni sol ni luna que la alumbren, porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.» (Apocalipsis 21:23). Sí, la gente que no conoce el evangelio, o que lo ha escuchado pero no lo cree, no está en la luz sino en la oscuridad. Quien cree que puede tener comunión con Dios sin la obra de la cruz, en realidad vive en la oscuridad, se miente a sí misma y no práctica la verdad. En gratitud a que Cristo crucificado es nuestra luz vamos a querer permanecer en su luz.

Oración:

Misericordioso Señor, confieso que habiendo vivido en la oscuridad, por tu gracia y misericordia me iluminaste. Me trasladaste de las tinieblas a tu luz admirable. Concédeme que permanezca en la verdadera fe para vida eterna. Amén.

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