
Meditación - 2021 julio 17
(Lectura de la Biblia en tres años: Eclesiastés 11–12, Gálatas 5:10–15)
LA PIEDAD O RELACIÓN CON DIOS ES EN ESPÍRITU Y VERDAD
Pero se acerca la hora, y ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad.
Juan 4:23–24
Hemos aprendido que Dios nos busca no solo para salvarnos sino también para que tengamos comunión con él. Esa comunión es la relación de amor real y práctica con Dios que el Nuevo Testamento llama piedad. ¿Cómo es esa relación?
A mis doce años mi desarrollo físico estaba retrasado. Mi padre, para corregirlo, contrató que un restaurante me sirvan cada día y a la misma hora un jugo multivitamínico. Todo ese año, a diario ingresé al lugar, saludé, bebí el jugo y me despedí sin siquiera observar el rostro de quien me atendía. Hoy yo no podría identificar a esa persona. Muchos tienen ese trato con Dios: le saludan, le piden lo que necesitan y después no recuerdan ni siquiera lo que le pidieron. Eso de ninguna manera puede llamarse relación con Dios.
Abraham tuvo una relación con el Señor tan real que Dios le llamó «mi amigo». De Moisés, la Biblia dice: «Y hablaba el Señor con Moisés cara a cara, como quien habla con un amigo.» (Éxodo 33:10) Aparte de ellos solo Adán y Eva antes de su Caída y Enoc, antes del Diluvio, disfrutaron de esa clase de comunión. En la mayoría de los demás casos la relación con Dios fue simbólica y ritual. Cuando alguno quería conversar con Dios necesitaba ir al templo, presentar una ofrenda y esperar a la hora del incienso. Sí estaba lejos tenía que ubicarse de cara hacía Jerusalén. Por otra parte, cuando Dios quería comunicarse con alguien tenía que hacerlo mediante un sueño o visión o un profeta. Jesucristo, en su encuentro con una mujer samaritana le explicó que de ahí en adelante ya no sería más así. Le aclaró que Dios buscaba una relación real y espiritual. Esto mismo fue profetizado por Daniel cuando anunció que con la venida del Mesías llegaría el momento de «sellar la visión y la profecía» (Daniel 9:24, RV60). Gracias a la obra redentora de Cristo tenemos acceso a la misma presencia de Dios y él nos habla en su Palabra todo lo que quiere que sepamos. No necesitamos sueños, ni visiones, ni experiencias místicas pues su Espíritu Santo presente en la palabra escrita de Dios, la Santa Biblia, nos guía a toda verdad. Podemos hablarle en oración y escucharle en su palabra pues nuestra comunión con él es en Espíritu y verdad.
Oración:
Señor, tú me has llamado para ser parte de tu pueblo y para servirte en comunión contigo y tu iglesia. Has suministrado tu Espíritu Santo en tu Palabra para darme a conocer cómo eres, cuáles son tus propósitos y caminos y todo lo que hiciste para nuestra salvación. Por el poder de tu evangelio obrando en los medios de gracia concédeme, mantenerme fiel en esta comunión. Amén.
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