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Meditación - 2021 febrero 25

Meditación - 2021 febrero 25

(Lectura de la Biblia en tres años: Salmo 38, Romanos 8:1–5)

LA OBEDIENCIA ACTIVA DE JESUCRISTO

Porque así como por la desobediencia de uno solo muchos fueron constituidos pecadores, también por la obediencia de uno solo muchos serán constituidos justos.

—Romanos 5:19

Dios el Hijo, la segunda persona de la Trinidad, se hizo carne asumiendo la naturaleza humana para poder efectuar la salvación de la humanidad, la cual estaba condenada por el pecado a la perdición eterna desde la Caída. Para lograrlo, Jesucristo tendría que enfrentar el desafío como nuestro sustituto. Él tendría que ser nuestro sustituto en dos aspectos fundamentales. Uno de ellos implicaba satisfacer la exigencia de la ley que demanda el castigo por el pecado: Jesús tendría que soportar toda la ira eterna de Dios sobre sí mismo. Por esto se lo llamó el «Cordero de Dios que quita el pecado del mundo». Jesús cumplió esto cuando sufrió, en la cruz, la ira divina que le llevó a exclamar: « Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado». Como Pablo lo dice: «Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios». (Mateo 27:45; 2 Corintios 5:21) ¿Cuál es el otro?

La muerte de Jesucristo en la cruz nos limpia del pecado (1 Juan 1:7). Pero no nos hace aptos para heredar el cielo. Al cielo solo pertenece lo perfecto, tal como Jesús lo expresó: «Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto» (Mateo 5:48) No podemos ser perfectos. Por eso era necesario que alguien lo fuera en lugar nuestro.

Jesucristo obedeció perfectamente toda la voluntad de Dios durante todo el tiempo que vivió desde su nacimiento hasta su muerte en la cruz. Lo hizo en lugar de nosotros tal como lo explica Pablo en el texto de hoy: «por la obediencia de uno solo muchos serán constituidos justos». Nuestra parte es obedecer perfectamente. Pero no podemos hacerlo. Por eso Cristo lo hizo en lugar nuestro y su obediencia es acreditada a nuestro favor. En gratitud vamos a querer vivir en obediencia a Dios, no para ganar la salvación, sino porque sabemos que ya hemos sido salvos. La obra de Cristo está consumada nada puede añadirse a ella.

Oración:

Oración: Señor, confieso que por mi propia razón o elección no puedo creer en Jesucristo, mi Señor, ni acercarme a él. Sino que el Espíritu Santo me ha llamado mediante el evangelio, me ha iluminado con sus dones, me ha santificado y guardado en la fe verdadera. De la misma manera llama, congrega, ilumina y santifica a toda la iglesia cristiana en la tierra, y en Jesucristo la conserva en la verdadera fe. Gracias te doy por ello, pues mi salvación no depende de mí sino de ti. Amén.

 

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Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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