
Meditación - 2021 febrero 17
Meditación - 2021 febrero 17
(Lectura de la Biblia en tres años: Salmo 30, Romanos 5:12–21)
LA VENIDA DEL REDENTOR
El Redentor vendrá a Sión; ¡vendrá a todos los de Jacob que se arrepientan de su rebeldía! —afirma el SEÑOR—.
—Isaías 59:20
Cuando nos encontramos con pasajes como el de la meditación de hoy es fácil pensar que el arrepentimiento es algo que nosotros podemos hacer para ponernos en buenas cuentas con Dios. La Biblia enseña que la salvación y el perdón no nos viene por nuestras buenas obras que hayamos hecho. Si el arrepentimiento fuera algo que nosotros hicimos, entonces sería una buena obra que nos diera algún mérito. Por esto es de suma importancia que comprendamos cuál es la naturaleza del arrepentimiento bíblico.
En la Biblia la palabra arrepentimiento es la traducción de palabras hebreas y griegas (hebreo: najám, shub; griego: metanoía, metanoéo, metamelomai) que significan no solo pesar por el mal cometido pues implican un cambio total en la concepción mental y en la actitud de la persona frente al pecado. Tal cambio solo puede darse por obra divina y es tan radical que Jesús lo llama «nacer de nuevo, nacer de arriba» y enseña que solo sucede por la obra del Espíritu Santo (Juan 3:5–7). El arrepentimiento no es algo que sucede un día definido que podamos marcar en el calendario porque es algo que sucede diariamente. Cuando Mateo cita que Jesús dijo «arrepiéntanse» el verbo que usa está en una forma que se denomina presente continuo: «arrepiéntanse continuamente» «vivan en arrepentimiento». El Reformador Martín Lutero también lo hace notar en la primera de sus 95 tesis. Pero el mandato de Cristo no es un mandato de ley sino un mandato evangélico por el cual la Palabra de Dios produce lo que dice tal como cuando a un paralítico le dice levántate y camina. El tullido anda no por su poder sino por el poder de la Palabra de Dios. El evangelio es el poder de Dios para salvación que produce arrepentimiento en las personas (Romanos 1:16; Santiago 1:18) Es solo el poder de Dios que nos salva, da fe y hace de nosotros pecadores arrepentidos gracias a la obediencia perfecta de Cristo y a su muerte redentora. Estamos agradecidos y por ello vamos a querer vivir en arrepentimiento diario.
Oración:
Oración: Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas; por tu voluntad existen y fueron creadas. Digno eres, Señor Cordero de Dios, porque fuiste sacrificado, y con tu sangre compraste para Dios gente de toda raza, lengua, pueblo y nación, y junto con ellos me compraste a mí. Gracias porque, aunque merezco el infierno, me regalas el cielo. Amén.
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