
Meditación - 2021 febrero 12
Meditación - 2021 febrero 12
(Lectura de la Biblia en tres años: Salmo 22, Romanos 4:1–5)
PECADOS PERDONADOS
Quien encubre su pecado jamás prospera; quien lo confiesa y lo deja, halla perdón.
—Proverbios 28:13
Cierta ocasión que, de niño, cometí algunas faltas para evitar la severa disciplina que me esperaba dije a mis padres: «Hablaré toda la verdad si no me castigan» Como aceptaron, declaré todo con lujo de detalles y ellos cumplieron su compromiso. Aunque quedé aliviado y agradecido de no ser castigado no consideré cuán malo fue mi proceder. Hoy muchos también «confiesan» lo malo que hicieron solo si son descubiertos, sin comprender qué tan mala fue su acción y como resultado no cambian y persisten en sus maldades. ¿Cómo así?
Tanto Judas como Pedro pecaron contra Jesucristo el día que fue arrestado. Ambos se arrepintieron con dolor sincero de corazón y confesaron su pecado. Judas fue un poco más allá y devolvió el dinero de la traición (Lucas 22:61; Mateo 27:3,4). Sin embargo Judas está en el infierno y Pedro en el cielo (Hechos 1:24, 25; 2 Pedro 1:13,14) ¿Cuál fue la diferencia? Fue la clase de arrepentimiento: Hay un arrepentimiento para salvación y otro para muerte (2 Corintios 7:10) ambos se distinguen: 1) por su origen y 2) por su fruto.
Mientras que la tristeza del arrepentimiento para muerte surge de nuestra conciencia basada en principios morales universales y de saber que lo que hicimos está mal y debe ser enmendado, la tristeza del arrepentimiento para salvación es producida por Cristo por medio del Espíritu Santo y nos convence no solo de lo malo que hicimos sino de que merecemos la ira eterna de Dios y por eso nada que hagamos enmendará nuestro pecado, de tal manera que el terror que surge nos muestra la necesidad de un salvador. Pedro fue arrepentido después de ver a Cristo, pero Judas acudió a los sacerdotes que no le hablaron del perdón que solo es posible gracias al Cordero de Dios. Como resultado Judas desesperó y optó por matarse. El suicidio es asesinato de uno mismo. No hubo cambió en él y no se apartó del pecado. El arrepentimiento para salvación nos lleva a Cristo y al escuchar el evangelio de perdón nace la fe y la gratitud que nos motiva a reconocer nuestro pecado, el perdón de Cristo y a vivir en santidad.
Oración:
Oración: Concédeme, Señor Jesucristo, el querer mantener mi mirada en ti y en tu obra redentora para mi salvación, de manera que en mí haya tal gratitud que me mueva a compartir el evangelio a los demás y a celebrar santamente tus hechos poderosos con una vida consagrada a ti. Te suplico me afirmes en la verdadera fe, por tus medios de gracia, para perseverar siendo creyente. Amén.
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