(Lectura de la Biblia en tres años: Ezequiel 7, Hebreos 12:20–29)

TIEMPO DE ADVIENTO, DÍA DEL CUMPLIMIENTO DE PROFECÍAS

He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí.

Malaquías 3:1

En este pasaje de Malaquías encontramos la fusión perfecta del trabajo de Dios y sus ángeles. En este caso, el ángel que se esta hablando no es un ser espiritual. La palabra angel significa mensajero y encontramos que este mensajero tiene cuerpo y alma. El evangelio de Marcos nos enseña quien es este mensajero: 2Como está escrito en Isaías el profeta: He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti. 3Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas. 4Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados. Marcos 1:2-4.

Es increíble ver en este versículo el amor de Dios por la humanidad. Encontramos que entre Malaquías y Juan el Bautista trascurrieron unos 400 años, y desde Juan el Bautista y nosotros, otros 2000 mil años. Aun así, el tema del Adviento sigue igual: animarnos a seguir siendo los mensajeros de Dios. Por un lado, no somos dignos. Somos pecadores al igual que el escritor de estas palabras, pero fuimos librados del castigo del infierno. Ahora, prediquemos el mismo mensaje de Juan; la predicación de la Ley para mostrar el pecado, para enderezar las sendas y mostrar la necesidad del Salvador. Después de esto, prediquemos el evangelio, como Cristo nos libró de la condenación eterna al llevar una vida perfecta, sufriendo y muriendo para darnos el perdón de nuestros pecados. Aunque han pasado más de dos mil años desde el cumplimiento de esta profecía, aún lo leemos y recordamos que somos pequeños Juanes predicando la obra de Jesús y esperando su segunda venida. Amén

Oración:

Dios Santo, úsanos a todos nuestros para que seamos como Juan el Bautista, predicando la Ley y el Evangelio. Amén.

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