(Lectura de la Biblia en tres años: Ezequiel 3:16–27, Hebreos 11:34–40)

TIEMPO DE ADVIENTO, DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS

9Por lo cual, ¿qué acción de gracias podremos dar a Dios por vosotros, por todo el gozo con que nos gozamos a causa de vosotros delante de nuestro Dios, 10orando de noche y de día con gran insistencia, para que veamos vuestro rostro, y completemos lo que falte a vuestra fe? 11Mas el mismo Dios y Padre nuestro, y nuestro Señor Jesucristo, dirija nuestro camino a vosotros. 12Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos, como también lo hacemos nosotros para con vosotros, 13para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.

1 Tesalonicenses 3:9-13

Actualmente, muchos están pensando en regalos para la Navidad, y no es un pecado darlos como costumbre cultural. Pero con este mensaje para el día de hoy encontramos un regalo que podemos hacer para otros. El segundo mandamiento nos enseña sobre la oración. Aprendemos a invocar el nombre de Dios en todo momento, y Pablo nos enseña, inspirado por Dios, a dar gracias por la fe que se nos ha dado por medio de la Palabra de Dios a cada uno de nosotros. La oración que hacemos por otros es que ellos también conozcan a Jesús como su Salvador del pecado. Así, ellos también experimentarán el verdadero gozo de la Navidad. Pecamos contra el segundo mandamiento cuando no oramos a Dios por otros, especialmente en cuanto a su vida espiritual. Gracias a Dios, en Cristo, tenemos perdón de los pecados.

Adviento nos hace enfocar en la primera venida de Jesús, recordando como cumplió el segundo mandamiento perfectamente por cada uno de nosotros. En su vida, la oración ocupó un lugar prominente. Cuando leemos los evangelios nos presenta en muchas oportunidades a Jesús orando, Él que vino para sacrificar su vida por cada uno de nosotros. En la sangre de Cristo son lavados nuestros pecados, 1 Juan 1:7. Por esto, el mejor regalo que podemos dar al hermano en la fe y al prójimo es orar por ellos para que sigan en la fe, escuchando y creyendo la Palabra de verdad. Amén

Oración:

Señor Santo, tú que conoces nuestros corazones, pedimos mediante nuestro único mediador Cristo Jesús por nuestros hermanos en la fe para que sigamos juntos confesando a Jesús como nuestro Señor y Salvador y también oramos para que los que no creen puedan escuchar tu Palabra y creer en la vida eterna. Amén.

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