(Lectura de la Biblia en tres años: Ezequiel 18:1–20, Santiago 3:1–5)

TIEMPO DE ADVIENTO, DÍA DEL NOMBRE DE DIOS

1¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras, y a tu presencia se escurriesen los montes, 2como fuego abrasador de fundiciones, fuego que hace hervir las aguas, para que hicieras notorio tu nombre a tus enemigos, y las naciones temblasen a tu presencia!,

Isaías 64:1

¿Qué nos ofrece el mundo? Idolatría, asesinatos, robos, abortos, chismes, enemistades, divisiones, desobediencia, y el listado puede seguir. Hoy escuchamos de otros como podemos hacerlo mejor, como podemos tener más prosperidad material, como podemos ser mejores humanos, como podemos cuidar más el medio ambiente. Pero realmente lo que encontramos es un mundo en decadencia, un mundo donde los gobernantes son dictadores, un mundo donde es evidente la falta de amor entre todos los que vivimos, ¿Queremos seguir viviendo en un mundo así? ¿Realmente nosotros podemos cambiar el mundo? No, no podemos hacer cambiar nada porque nuestro pecado solo nos lleva a deteriorar y dañar cada vez más el mundo donde vivimos.

Pero en medio de tanta zozobra que ofrece este mundo encontramos que Dios ha hecho algo muy importante por nosotros. No nos ha prometido que este mundo sea perfecto, ni mejor, pero sí nos ha prometido que el cielo es nuestro. Encontramos esta seguridad en su Nombre, el Nombre de Dios nuestro Salvador. El vino a este mundo y vivió perfectamente para llevarnos al cielo, puso su vida en nuestro lugar para que nosotros no fuéramos castigados eternamente. Hoy, por la obra del Espíritu Santo, invocamos su Nombre por los que han rechazado el evangelio, para que los que aman hacer el mal al prójimo conozcan el poder de nuestro Dios Salvador. Su poder será manifiesto cuando venga por segunda vez donde va a descender visiblemente del cielo, y con fuego abrazador destruirá a sus enemigos. En ese día sus fieles serán recibidos en el cielo en cuerpo y alma para disfrutar del único lugar donde no esta el pecado, el cielo. Amén

Oración:

Espíritu Santo hoy invocamos el nombre de nuestro Dios para que sus enemigos crean en la verdadera paz y para que estos no sean condenados en la justicia de Dios. Amén

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