
Meditación - 2021 agosto 24
(Lectura de la Biblia en tres años: Isaías 37:1–16, Colosenses 1:1–2)
EL SEÑOR NOS PROTEGE
El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida; ¿quién podrá amedrentarme? Cuando los malvados avanzan contra mí para devorar mis carnes, cuando mis enemigos y adversarios me atacan, son ellos los que tropiezan y caen. Aun cuando un ejército me asedie, no temerá mi corazón; aun cuando una guerra estalle contra mí, yo mantendré la confianza.
Salmo 27, 1-3
¿Alguna vez ha estado en un lugar completamente oscuro? Estoy seguro que muchos, por no decir todos, hemos tenido la experiencia de estar en un lugar así. La sensación que se siente puede describirse como desagradable, no es posible ver por donde se camina, no sabemos que hay delante o al lado nuestro, si es un lugar grande o pequeño, si hay peligro o no. Entonces aparece, la desesperación no discrimina a nadie. La incertidumbre y la duda nos hacen flaquear, no podemos seguir avanzando. Simplemente queremos salir de ahí, pero también en eso hay un detalle ¿por dónde ir? ¿dónde está la salida? La Sagrada Escritura nos enseña algo muy relevante para nosotros utilizando la oscuridad. Nosotros, al ser hijos de Adán, nacemos en pecado, nuestro corazón se ha corrompido y se aleja del Creador buscando la felicidad en otro lugar. Nuestro corazón está ciego, en oscuridad, buscando en el mundo corrupto su deleite y amor, adorando a las criaturas y no al Creador. Pero pronto recibe su pago y castigo, pues habiendo puesto su amor y felicidad en las cosas corruptibles, su amor y felicidad también son corruptibles, desfalleciendo junto con aquello que creyó perfecto. El miedo, la angustia y la desesperación se apoderan de nosotros, pensando que toda esperanza se ha esfumado.
Pero la Palabra de Dios nos trae una esperanza, Jesucristo, el Hijo del Dios viviente, ha venido al mundo a ser su luz. La luz del mundo ha iluminado nuestro corazón quitando nuestra ignorancia e incredulidad para darnos la sabiduría y la fe. Por su sacrificio y resurrección ha quitado nuestra maldad, nos ha limpiado nuestros pecados y nos da nuevos ojos para que veamos las cosas como son en realidad. El Señor Jesús es nuestra salvación porque nos ha quitado todas nuestras dolencias. Ya no hay más oscuridad, pues nuestro Dios nos ha adoptado como sus queridos hijos por la fe en Cristo. Él nos da protección y seguridad. El Señor es nuestra fortaleza, ya no hay nada a qué temer. Confíe en su Salvador, su Luz, quien le guiará en este mundo con su protección paternal hasta la felicidad eterna del Cielo.
Oración:
Salvador mío, sé tú mi luz y mi fortaleza en este mundo de oscuridad, para que camine confiadamente y sin miedo de tu mano hasta llegar a tu Reino. Amén.
Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.
Más Contenido

Meditación - 2019 julio 18
Ver Recursos
Servicio - 13 enero 2019
Ver Recursos
Meditación - 2020 enero 30
Ver Recursos
Meditación - 2020 enero 01
Ver Recursos