(Lectura de la Biblia en tres años: Isaías 33, Filipenses 4:1–7)

LA DIESTRA PODEROSA DE DIOS

Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa.

Isaías 41, 10

Muchas personas son muy susceptibles a olvidar las cosas. Con frecuencia sucede cuando prestamos nuestra atención en otras cosas que nos tienen pendiente, porque vimos otra cosa que sucedía en el momento o también porque deliberadamente sentimos un rechazo o duda ante lo que se nos presenta. Esto último denota algo propio de la naturaleza caída del hombre: la incredulidad. La incredulidad nos hace dudar e incluso cuestionar cosas cuya verdad es evidente. Esto ha pasado desde que nuestros primeros padres, Adán y Eva, cayeron al escuchar al diablo y desconfiar de las palabras de Dios. Desde entonces todas las generaciones humanas han nacido con este pecado y sus consecuencias, siempre teniendo por delante la incredulidad.

Nuestra conciencia siempre está acusándonos de nuestros pecados, de las maldades que hemos cometido, haciendo que la culpa y la angustia se apoderen de nuestra mente. Sin embargo Dios nos dice "no temas". Estas palabras las ha dicho desde que la humanidad cayó en el pecado. Las repitió a los patriarcas y a sus generaciones: Abraham, Isaac, Jacob y todos sus descendientes. Las ha repetido porque nuestra incredulidad, propia del hombre caído, nos hacen resistir a creer que en verdad Dios nos ama y nos ha perdonado a causa de su Hijo, y las olvida. Pero el Señor, que nos tiene un gran amor y paciencia, lo repite: "no temas". Repite estas hermosas palabras porque son verdad. No hay nada que temer, todo ha sido pagado por Jesucristo, su único Hijo. Ya no nos espera la muerte eterna, sino la vida eterna en el Cielo. Nos aguarda la felicidad en la presencia misma de Dios.

Y mientras caminamos en este mundo Dios nos protege "con su mano derecha". La mano derecha en la antigüedad simbolizaba el poder. Dios nos acompaña con su gran poder para defender nuestro cuerpo y alma contra todo peligro. Aquel poder que nos ha perdonado y que con las preciosas palabras que dicen "no temas" fortalece y alimenta nuestra fe. Aférrese a la verdad de la Palabra de Dios, confíe en que Dios le ha perdonado y que le acompaña en este camino con su gran poder para fortalecerlo y ayudarle en todo aquello que necesite, hasta llegar a la dicha del Reino de los Cielos.

Oración:

Señor, quita de mi corazón la incredulidad. Aumenta mi fe con tus palabras y dame la seguridad de mi salvación. Amén.

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