(Lectura de la Biblia en tres años: Isaías 21, Efesios 6:21–24)

BUSQUE PRIMERAMENTE EL REINO DE DIOS

Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas.

Mateo 6, 33-34

El viento sopla con estrepitoso ruido contra la ventana haciendo temblar el vidrio, la noche ha caído ya y afuera no reina sino un silencio que se confunde con la misma frialdad de la oscuridad. Pareciera ser una escena que refleja una tranquilidad que agrada a los cansados sentidos después de una laboriosa jornada. Pero en este escenario que parece acogedor hay un actor, uno que, en contraste con su escena, libra toda una batalla. No es algo que resalta a primera vista, pero en el interior su corazón se encuentra agitado. Su mente le hace estar en vigilia porque no deja de tener presente incertidumbres de su vida. ¿Me alcanzará el sueldo para pagar todo lo que tengo pendiente? ¿Qué será cuando termine mis estudios? ¿Habré quedado bien con esa persona?

Indudablemente, ya sea una vez o tantas, nosotros hemos sido este ansioso actor. Todas las preocupaciones de nuestra cotidianidad nos hacen estar en esta situación, no hay tiempo para otra cosa. Vamos corriendo de manera desenfrenada tras todas estas cosas que ni siquiera volteamos a ver nada más. Tantas cosas tan maravillosas pasan en el día y todo ello lo pasamos desapercibido por centrar todo alrededor de las inquietudes de esta vida corruptible. Lo peor es que en esas cosas descuidamos una que debería ocupar nuestro pensamiento al despertar hasta acostarnos: nuestra relación con Dios. El Señor Jesús nos dice en el texto de hoy que no debemos entregarnos, abandonarnos en la preocupación. No, Él nos dice "busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas". En efecto, Dios, quien proporcionó un Salvador que pagó con su preciosa sangre todos nuestros pecados, nos ama y cuida como el Padre que es. Jesús nos invita a mantener viva nuestra relación con Él. Todos los días ponga en oración sus preocupaciones, lea la Palabra de Dios y confíe plenamente en que la voluntad de Dios, aunque llegue a parecer lo contrario, siempre obra lo mejor para usted y para su bien. Lutero dice en su explicación del primer mandamiento: "debemos temer y amar a Dios y confiar en Él sobre todas las cosas". Así que "no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas".

Oración:

Divino Salvador, cada día es un regalo tuyo, y en el transcurso del mismo añades más aunque sean los más comunes. Sin embargo las preocupaciones de mi vida siempre hacen que aparte el rostro y no me permiten contemplarlos y, peor aún, apartan mi vista de Ti. Por favor, ayuda mi incredulidad. Que tu Espíritu alimente mi fe con tu Palabra y haga de mi corazón tu trono. Amén.

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