
Meditación - 2021 agosto 1
(Lectura de la Biblia en tres años: Isaías 9:1–10:4, Efesios 4:17–23)
LA PAZ QUE SOBREPASA TODO ENTENDIMIENTO
No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
Filipenses 4, 6-7
No son pocas las ocasiones en que nuestra mente se siente perturbada. En un momento todo parecía estar en orden y tranquilidad, sin nada que en apariencia pudiera molestar nuestro ánimo. Pero de repente, en un abrir y cerrar de ojos, todo cambia. Vienen diversas situaciones que hacen nacer en nosotros el temor, cosas que incluso a veces hacen que nuestra alma pierda la cordura y se hunda en las lágrimas del más alborotado llanto. El miedo comienza a recorrer nuestro cuerpo y, como dardos envenenados, paralizan nuestros miembros impidiendo siquiera mover nuestros labios.
La situación en que nos encontramos nos hace pensar que hemos sido dominados y no hay algo que pueda sacarnos de ahí. Pero es en ese mismo momento, en esa misma situación, en que el Espíritu Santo debe traer a nuestra memoria estas palabras: "no se inquieten por nada", y añade algo más: "más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios". Nosotros como creyentes tenemos el precioso privilegio de la oración, lo cual no es nada más ni menos que el hablar con Dios. El Espíritu nos anima a clamar a nuestro Señor en los momentos de ansiedad. Con gran voz nuestro corazón ruega, pide a Dios ante lo que vivimos.
Nuestro Dios, dice la Escritura, nos responde dándonos algo maravilloso: la paz. Y esta no es cualquier paz, sino la paz dada por Cristo. Como seres inclinados al pecado estábamos en guerra con Dios, éramos presa de la justa ira de Dios. Pero el Señor Jesucristo decidió padecer esta ira en lugar nuestro, su hermosa sangre rubí lavó nuestros pecados dejando detrás un alma tan blanca como la lana. Ya no estamos en guerra con el Señor, ya no somos condenados ante Él, sino que ahora hemos sido reconciliados con nuestro Padre Eterno. Todo gracias al sacrificio de Cristo. Ahora el dulce mensaje del Evangelio proclama paz, bienestar y salud a nuestro corazón. ¿Cómo es posible esta paz? ¿Cómo puede tranquilizar nuestra mente oír tan grandiosas palabras? No lo sabemos, pues es la paz que sobrepasa todo entendimiento. Sólo deje entrar esta paz, pues ella guardará su corazón y mente en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Oración:
¡Oh, Señor mío! son muchas las ocasiones en que la ansiedad intranquiliza mi corazón, mi mente se encuentra perdida ante oscuros y confusos pensamientos. Te ruego, Padre mío, que me recuerdes todo lo que mi Señor Jesucristo hizo tanto en vida y muerte por mí. Que la muestra de su gran amor me de paz y mi corazón encuentre calma como las cristalinas aguas de un arroyo. Amén.
Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.
Más Contenido

Meditación - 2019 julio 18
Ver Recursos
Servicio - 13 enero 2019
Ver Recursos
Meditación - 2020 enero 30
Ver Recursos
Meditación - 2020 enero 01
Ver Recursos