(Lectura de la Biblia en tres años: Salmo 103, 1 Corintios 7:13–21)

LA PAZ QUE EXCEDE EL ENTEDIMIENTO HUMANO

Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros. Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu. Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.

Lucas 24: 36-39

¿Qué te atemoriza? ¿Hablar en público? ¿Ruina financiera? ¿Problemas de salud? ¿Tener hijos pródigos? ¿La oscuridad? ¿La altura? ¿Espacios reducidos? ¿Covid-19? La lista puede ser interminable.

¿Podemos siquiera imaginar el estado mental de los discípulos? Muchos de los seguidores de Jesús se habían dispersado y sus discípulos más cercanos se escondían a puerta cerrada por temor a las autoridades religiosas. Su Rabino ("Maestro") había sido crucificado. Habían creído en él como el Mesías (el “Ungido”), su libertador prometido. ¿Había sido todo "demasiado bueno para ser verdad"?

Seguro, habían escuchado el mensaje de María de que Jesús había resucitado. Pedro y Juan habían corrido a ver la tumba ahora vacía, pero eso no era lo mismo que ver a Jesús vivo. ¿Estaba equivocada María? ¿Se había imaginado ver a Jesús en el jardín? ¿Otros se habían llevado el cuerpo? ¡Las buenas noticias pueden parecer tan increíbles! ¡Los hombres crucificados y enterrados no salen de las tumbas! ¿Se les estaba pidiendo que creyeran en lo imposible?

Jesús no hizo esperar mucho a sus discípulos. Esa noche, “Jesús vino y se paró entre ellos y dijo: '¡La paz sea con ustedes!'”. Se puso de pie y habló. Les mostró sus heridas. Los saludó con una bendición familiar. Jesús les dio la paz y la presencia que se habían perdido. Y se llenaron de alegría. Las cosas no habían sido como se suponía que debían ser, ¡pero ahora lo eran!

¡Hoy también nosotros celebramos que Dios está con nosotros! ¡Cristo ha resucitado! ¡Está vivo y vive en nosotros! ¡Aleluya! ¡La paz es posible! ¿Con quien puedes compartir esta buena noticia hoy?

Oración:

Salvador resucitado, mientras nos regocijamos en tu victoria sobre la muerte, por favor inspíranos a compartir las buenas nuevas de paz y vida nueva con Dios para siempre. En tu poderoso nombre, ¡Amén!

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