(Lectura de la Biblia en tres años: Salmo 86, 1 Corintios 3:1–3)

¡CONOZCO EL CAMINO! ¡SÍGUEME!

Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres.

San Marcos 1:17

“¡Oye, hijo, ya se hace tarde y parece que el camino se hace más estrecho y empinado! ¿Estás seguro de saber si estamos en el camino correcto? " Nuestra familia partió para un día de aventuras en el bosque. Nuestro hijo estaba seguro de que estábamos en el camino correcto, pero con todas buenas intenciones y habilidades de navegación, pronto nos dimos cuenta de que teníamos que regresar porque estábamos en el camino incorrecto y ya se hacía de noche.

Nos reímos de este percance ahora y agradecemos el recordatorio de tener cuidado con las mínimas consecuencias. Sin embargo, en nuestra vida espiritual, hay mucho más en juego. Francamente, es posible que las personas a las que seguimos, no siempre conozcan el camino. El problema es que Jesús quiere que lo sigamos y seamos más como Él, no como otros. A lo largo de las Escrituras, Jesús extiende la invitación a seguirlo.

Uno de mis seguidores favoritos es Pedro. Al igual que nosotros, su primera invitación con Jesús fue una invitación a seguirlo. Como discípulo, Pedro siguió a Jesús, presenciando fielmente milagros de primera mano e incluso siguiéndolo a caminar sobre el agua. Más tarde, cuando arrestaron a Jesús, Pedro lo siguió, pero esta vez a distancia, lo que lo llevó a la negación y la desesperación poco después. Por Su gracia, Jesús se apareció a Pedro después de Su resurrección e invitó a Pedro a seguirlo nuevamente. Así es el amor y gracia de Jesús, no solamente para Pedro, sino también para nosotros.

Curiosamente, las últimas palabras de Jesús a Pedro coinciden con las primeras: “¿Qué te importa? Debes seguirme ". Jesús nos envía la misma invitación y desafío a tomar nuestra cruz todos los días y seguirlo solo a Él. Podemos tropezar, distraernos y desviarnos, pero podemos seguirlo porque, como Sus ovejas, conocemos la voz de nuestro Buen Pastor.

Oración:

Amado Señor, incluso los seguidores de Cristo bien intencionados pueden llevarnos por mal camino a veces. Recuérdanos todos los días que Tú eres el camino. Corramos con perseverancia hacia nuestro destino final. Amén.

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