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Meditación - 2021 abril 01

(Lectura de la Biblia en tres años: Salmo 80, 1 Corintios 1:18–23)

EL ANTÍDOTO QUE TODOS QUEREMOS

12 El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando sacrificaban el cordero de la pascua, sus discípulos le dijeron: ¿Dónde quieres que vayamos a preparar para que comas la pascua? 13 Y envió dos de sus discípulos, y les dijo: Id a la ciudad, y os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle, 14 y donde entrare, decid al señor de la casa: El Maestro dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos? 15 Y él os mostrará un gran aposento alto ya dispuesto; preparad para nosotros allí. 18 Y cuando se sentaron a la mesa, mientras comían, dijo Jesús: De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me va a entregar. 19 Entonces ellos comenzaron a entristecerse, y a decirle uno por uno: ¿Seré yo? Y el otro: ¿Seré yo?

Marcos 14:12-15, 18-19

En estos días, estamos preguntando a otros si ya recibieron la vacuna contra el covid. Todos queremos ser inmunes a este virus mortal. ¿Y qué tal usted, ya fue vacunado? ¿Qué vacuna recibió? ¿Ya recibió ambas dosis? Nuestro Señor Jesucristo vino al mundo a traer un antídoto milagroso.

En la noche en que fue traicionado nuestro Señor, se sentó en una mesa en un aposento alto para dar un nuevo testamento en su sangre, la liberación de la esclavitud del pecado y la muerte. La noche que nos dio su Santa Cena, Jesús dijo: "Hagan esto en memoria de mí" ¿Qué quiso decir Jesús con esto?

Para responder a esa pregunta, debemos retroceder miles de años a otra noche. Debemos regresar a la noche oscura y aterradora que marcó el fin de la esclavitud en Egipto para el pueblo de Dios, los israelitas. Fue la noche de la Pascua, esa noche, el ángel destructor de Dios recorrió toda la tierra, matando a los primogénitos del hombre y la bestia. La muerte visitó todos los hogares, excepto donde la sangre del cordero del sacrificio, untada en el marco de la puerta de la casa, fue el antídoto de Dios contra la muerte del pueblo de Israel.

Como la sangre del cordero pascual libró al pueblo de Israel de una muerte segura, así la sangre de Jesucristo nuestro Salvador nos libra de la ira de Dios y nos limpia de todo pecado. Porque en el pan de la Santa Cena, nuestro Señor Jesús nos da a comer de su mismo cuerpo, y el vino es la misma sangre que él derramó para la remisión de todos nuestros pecados, dado a beber como fuente de renovación, limpieza y vida eterna para todos los que en él confían.

Sin derramamiento de sangre, no hay perdón de pecados. Entregando su cuerpo a la muerte, nuestro Señor Jesús es el antídoto de nuestra muerte segura y la fuente de nuestra Vida. Él promete que quien come su carne y bebe su sangre permanece en él y él en ellos, y ellos tienen su VIDA viva en ellos.

Oración:

Amado Jesucristo, gracias por ser mi antídoto contra el pecado y la muerte. Amén.

 

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Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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