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(Lectura de la Biblia en tres años: 2 Samuel 22:29–51, Juan 2:1–12)

LA EXTRAÑA OBRA DEL CONSOLADOR

Pero les digo la verdad: les conviene que yo me vaya; porque si no me voy, el Consolador no vendrá a ustedes; pero si me voy, yo se lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.

—Juan 16:7–8

La obra propia del Espíritu Santo es la santificación. Pero hay otra que Él obra en el ser humano: obra extraña. ¿En qué consiste y cuál es su importancia?

Escrito está: «Sí, el Señor se levantará como en el monte Perasín, se moverá como en el valle de Gabaón; para llevar a cabo su extraña obra, para realizar su insólita tarea.» (Isaías 28:21). El Espíritu Santo realiza esta obra extraña a través de la ley moral que nos muestra, como con un espejo, lo pecadores que somos; tal como Pablo lo confiesa: «si no fuera por la ley, no me habría dado cuenta de lo que es el pecado. Por ejemplo, nunca habría sabido yo lo que es codiciar si la ley no hubiera dicho: “No codicies.”» (Romanos 7:7). Esa obra extraña da la convicción de cuán malo es el pecado y sus consecuencias. Por medio de la ley moral, El Espíritu Santo nos lleva a Cristo y al arrepentimiento: «La ley vino a ser nuestro guía encargado de conducirnos a Cristo, para que fuéramos justificados por la fe.» (Gálatas 3:24) La ley, presentada en toda su dureza, hiere. Se llama obra extraña pues con ella «El Señor nos hiere y nos aflige, pero no porque sea de su agrado.» (Lamentaciones 3:33) Lo hace porque « él quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad.» (1 Timoteo 2:4). Dios mismo lo declara: «Vean ahora que Yo, Yo soy el Señor, y fuera de Mí no hay dios. Yo hago morir y hago vivir. Yo hiero y Yo sano, y no hay quien pueda librar de Mi mano.» (Deuteronomio 32:39, NBLH). Con la ley nos hiere, pero con el evangelio nos sana. Dios dio la ley para herir al pecador que rehúsa arrepentirse a fin de darle convicción de pecado (1 Timoteo 1:8–10) Pero las buenas noticias deben ser anunciadas para consolar al pecador que aterrorizado por la ley lamenta su maldad y pecado y reconoce su justo castigo. No presentar la ley en toda su dureza, al igual que no predicar el evangelio en toda su dulzura es torcer las Escrituras. Suavizamos la ley cuando evitamos que cause temor. Por este pecado contra la Palabra de Dios somos merecedores de toda la ira de Dios. Solo por los méritos de Cristo somos perdonados y restaurados a la buena relación con Dios. En gratitud vamos a querer presentar la ley con toda su dureza. Cuando esta hizo su obra extraña vamos a querer anunciar el evangelio en toda su dulzura.

Oracion:

Espíritu Santo, según la Biblia, tú no vienes a nosotros aparte de las Santas Escrituras, ni separado de ella. Con la Palabra hiciste en mí tu obra extraña para darme conciencia de cuán pecador soy y cuánto necesito de Jesucristo el salvador. Por el evangelio, creaste en mí la fe salvadora para poder beneficiarme del perdón que Cristo ganó para mí. Te suplico que conmigo se haga conforme a tu Palabra y que me libres de torcer el uso de la ley y el evangelio. Amén.

 

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Meditación - 2020 mayo 31


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