
(Lectura de la Biblia en tres años: 2 Samuel 22:1–28, Juan 1:43–51)
JESÚS INTERCEDE A FAVOR DE SUS DISCIPULOS
Ya no voy a estar por más tiempo en el mundo, pero ellos están todavía en el mundo, y yo vuelvo a ti. Padre santo, protégelos con el poder de tu nombre, el nombre que me diste, para que sean uno, lo mismo que nosotros.
—Juan 17:11
El apóstol Juan nos da un vistazo muy íntimo del ministerio de Cristo: «Se acercaba la fiesta de la Pascua. Jesús sabía que le había llegado la hora de abandonar este mundo para volver al Padre. Y habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.» (Juan 13:1). En ese entrañable amor horas antes de su arresto, Jesús oró intercediendo a favor de sus discípulos. Sabiendo que, al ser arrestado, ellos se sentirían desamparados y desorientados los encomendó al cuidado del Padre. Pero esta oración de Jesús no solo intercede por aquellos discípulos sino también por los que vendrían después ¿Cómo nos beneficia a nosotros que vivimos más de dos mil años más tarde?
Mucho de las palabras de Jesús en su oración va dirigido a fortalecer a sus discípulos frente a las pruebas que estaban a punto de enfrentar. El solo hecho de escuchar la oración del maestro ya era confortante para los discípulos, pues en el, Cristo revelaba que ellos habían sido guardados bajo su cuidado y protección y que no los dejaría de ninguna manera desamparados sino encomendados a cuidado del Padre. Los discípulos podían confiar en la Palabra de Jesús, que era también la Palabra del Padre. A través de ella, los seguidores de Jesús fueron separados de este mundo incrédulo y consagrados así a Dios. Sin embargo, como seguidores de la Palabra de Dios, los discípulos fueron odiados por el mundo incrédulo. No eran ya parte del mundo, así como Jesús tampoco lo era. Por eso necesitaban la protección del Padre.
Jesús enfatiza dos verdades vitales: 1. conocer a Dios es vida eterna; y 2. el conocimiento del verdadero Dios no se puede separar de Cristo, que es el único acceso a ese conocimiento. Sabiendo que va a la cruz, Jesús ora por sus discípulos y pide que estén unidos por la fe. Siempre que los cristianos descuidan la palabra de Dios, fomentan divisiones dentro de la iglesia y malogran su testimonio. Pero la Palabra de Dios es la verdad y unirá a su iglesia, lo glorificará, y le permitirá a su pueblo que cumpla su llamado en un mundo afligido. Hoy Jesucristo sigue intercediendo por sus discípulos y sigue obrando por el bien de ellos a través de su palabra revelada en la Escritura. En gratitud vamos a querer nutrirnos de la palabra de Dios.
Oracion:
Padre celestial, Concédeme, Señor, el querer mantener mi mirada en ti y en tu obra redentora, de manera que en mí haya tal gratitud que me mueva a compartir el evangelio a los demás, revela en mi vida el amor que tú me has mostrado en tu Hijo. Amén.
Meditación - 2020 mayo 30
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