
(Lectura de la Biblia en tres años: 2 Samuel 20:1–22, Juan 1:19–28)
LA PROFECÍA DE JOEL
Después de esto, derramaré mi Espíritu sobre todo el género humano. Los hijos y las hijas de ustedes profetizarán, tendrán sueños los ancianos y visiones los jóvenes.
En esos días derramaré mi Espíritu aun sobre los siervos y las siervas.
—Joel 2:28–29
Cincuenta días después de la fiesta de Pascua en la que Jesús resucitó después que fue crucificado, muerto y sepultado llegó la fiesta de Pentecostés en la que el apóstol Pedro citó el texto de la meditación de hoy para señalar que aquél día el Espíritu Santo, enviado por Cristo, fue derramado sobre la iglesia. ¿Por qué es relevante este evento?
Como está escrito: Dios ha «hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas» (Hebreos 1:1). Así, en el pasado el Señor se reveló en sueños a José, el hijo de Jacob (Génesis 37:5–9) También habló a los profetas con visiones y profecía. Sin embargo, esa revelación directa solo era mostrada a unas pocas personas que Dios había elegido.
En cierta ocasión Moisés expresó un sentido anhelo: «¡Cómo quisiera que todo el pueblo del SEÑOR profetizara, y que el SEÑOR pusiera su Espíritu en todos ellos!» (Números 11:26). La profecía de Joel anunciaba que llegaría el tiempo en que ese anhelo sería una realidad: el día en que el SEÑOR derramaría su Espíritu sobre todo el pueblo de Dios: niños y niñas, hombres y mujeres, ancianos y jóvenes, hasta los esclavos de menor categoría. Todos tendrán el privilegio de recibir la revelación de Jehová. Hoy día Dios se revela a él mismo por medio de las palabras de sus profetas del Antiguo Testamento y de sus apóstoles del Nuevo Testamento en las Sagradas Escrituras. Todo el pueblo de Dios puede conocer esta revelación, leerla y enseñársela a otros. Dios nos da su palabra a todos nosotros: niños y niñas, hombres y mujeres, viejos y jóvenes, hasta al cristiano más sencillo y más humilde. Por medio de la Palabra, Dios derrama su Espíritu en todo su pueblo, crea y fortalece su fe en Jesús, produce frutos de fe en su vida, y los capacita para hablar de su revelación a todos en el mundo. Por esto buscar revelaciones divinas aparte de la Palabra de Dios es despreciar al Espíritu Santo que solo viene a nosotros en La Palabra. Cristo nos redimió de este pecado con su perfecta obediencia y aprecio por la Palabra y con su muerte expiatoria como nuestro sustituto. En gratitud vamos a querer ser guiados solo por la Palabra.
Oración:
Señor, gracias te doy por haberme salvado por los méritos de tu Hijo y porque el Espíritu Santo me llamado, iluminado, santificado y hablado en la Santa Escritura. Te suplico me guardes de caer en la tentación de buscar revelaciones divinas en cualquier otra fuente que no sea la Biblia. Amén.
Meditación - 2020 mayo 27
Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.
Más Contenido

Meditación - 2019 julio 18
Ver Recursos
Meditación - 2019 julio 18
Ver Recursos
Servicio - 13 enero 2019
Ver Recursos
Meditación - 2020 enero 30
Ver Recursos