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(Lectura de la Biblia en tres años: 2 Samuel 19:1–18, Juan 1:7–11)

EL MUNDO NO RECONOCIÓ LA LUZ

Esa luz verdadera, la que alumbra a todo ser humano, venía a este mundo.
El que era la luz ya estaba en el mundo, y el mundo fue creado por medio de él, pero el mundo no lo reconoció.

—Juan 1:9–10

Después de la Caída por el pecado de Adán y Eva su descendencia quedó sumida en la oscuridad del pecado. Dios, en su misericordia, les prometió la venida del salvador que vencería a la serpiente y a su descendencia (Génesis 3:15). Ese salvador no era otro que la luz del mundo: el Verbo de Dios que creo todo. Juan nos dice que esa luz vino al mundo pero que el mundo no lo reconoció. Si Cristo es el creador del mundo ¿Por qué el mundo no le reconoció?

Cuando Juan habla de Cristo como la luz, aclara que esa luz es la vida. La vida a la que se refiere no es la vida biológica con la que los animales y plantas existen. Juan usa una palabra diferente que denota la vida eterna. La vida eterna subsiste en conexión con la Palabra de Dios. Los animales para subsistir necesitan nutrirse de la vida de otros animales o plantas. Las plantas subsisten de los nutrientes que obtiene del suelo ¿La vida eterna de qué subsiste? Subsiste y se nutre de la Palabra de Dios, es decir de Dios mismo. Los animales viven de vida animal y las plantas viven de vida vegetal. ¿De qué vida vive Dios? ¡De ninguna! Él es la vida. Subsiste por Sí mismo. Esa es la característica de Dios. Su existencia no depende de nadie excepto de Sí mismo. Cuando Dios creó al ser humano quiso que este subsista no solo del alimento material sino también de Su palabra. Por eso le permitió comer de todas las frutas excepto una. Mientras el hombre no transgrediera el mandamiento era apto para vivir la vida eterna subsistiendo de la Palabra de Dios. Dios quiere que sepamos que «No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.» (Mateo 4:4; Deuteronomio 8:3). Alimentarse de la Palabra de Dios es vivir de vida eterna, como lo dijo Jesús: «En verdad les digo: El que escucha mi palabra y cree en el que me ha enviado, vive de vida eterna; ya no habrá juicio para él, porque ha pasado de la muerte a la vida». (Juan 5:24, La Biblia Latinoamérica). El mundo no le conoció porque estaba sin vida eterna. Sin embargo Cristo no quiso que tal situación permaneciera. El evangelio predicado por todo el mundo lleva esa vida a todos. Cristo lo hizo posible mediante su obra redentora. En gratitud a ella vamos a querer vivir de vida eterna alimentándonos del evangelio en los medios de gracia. Amén.

 

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Meditación - 2020 mayo 25


Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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