Meditación - 2020 marzo 27

SEAN TRANSFORMADOS MEDIANTE LA RENOVACIÓN DE SU MENTE

No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.

—Romanos 12:2

¿Es pecado sentir miedo cuando el peligro asecha? Jesús reprendió a Pedro cuando al ver las olas tuvo miedo y dejó de caminar en el agua. A primera impresión pareciera que un cristiano no debe sentir miedo frente al peligro. Pero la verdad es que muchas veces sí nos espantamos como el resto de los mortales ¿Qué hacer en tales circunstancias?

Dios nos ha creado con el instinto de conservación que nos impulsa a resguardarnos cuando el peligro asecha. Nuestro cuerpo está diseñado para segregar una dosis alta de adrenalina que nos hace aptos para huir del peligro o incluso afrontarlo lo mejor posible. Sin embargo el vivir en continuo estrés daña nuestra salud mucho más que las peores enfermedades. Por esto, Dios quiere que no vivamos angustiados y que descansemos confiados en él. La Escritura dice: «El prudente ve el peligro y lo evita; el inexperto sigue adelante y sufre las consecuencias.» (Proverbios 27:12) Eso el prudente prestará atención a su instinto de supervivencia y hará uso legítimo de su miedo para evitar el peligro sensatamente. Sin embargo, frente a los grandes peligros como lo son las pestes, hecatombes, etc., es fácil caer víctima del pánico.

La Biblia anuncia que acontecimientos espantosos aterrorizarán a la humanidad (Lucas 21:11, 25,26). Pero también nos asegura que el Señor cuidará a su pueblo en medio de todo mal. Dios es fiel y cumplirá su promesa, no necesariamente de la manera que nos gustaría. Los creyentes somos exhortados a renovar nuestra manera de pensar para interpretar todo lo que nos sucede, no con la perspectiva del mundo sino con la perspectiva de los resucitados en Cristo: Teniendo presente que Dios tiene para nosotros planes de bien y no de mal y que todas las cosas que nos acontecen, suceden para nuestro bien (Jeremías 29:11; Romanos 8:28). La Biblia dice: «¿Está afligido alguno entre ustedes? Que ore. ¿Está alguno de buen ánimo? Que cante alabanzas.» (Santiago 5:13).Martín Lutero dio esta recomendación: «Dedícate a orar y deja que sea Dios quien se preocupe»

Oración:
Te doy gracias, Padre celestial, por medio de Jesucristo, tu amado Hijo, porque me has protegido durante la noche de todo mal y peligro. Te ruego también que me conserves y me guardes de pecado y de todo mal en este día, para que en todos mis pensamientos, palabras y obras te pueda servir y agradar. En tus manos encomiendo el cuerpo, el alma y todo lo que es mío. Tu santo ángel me acompañe para que el maligno no tenga ningún poder sobre mí. Amén.

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