Meditación - 2020 marzo 19

(Lectura de la Biblia en tres años: Jueces 20:1–21, Lucas 14:1–6)

EL OCUPARSE DE LA CARNE ES MUERTE

Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu.

—Romanos 8:5

¿En qué está pensando en estos momentos? Según la Biblia nuestra vida de pensamiento es muy importante. Puede mostrar que es lo que nos domina.

El apóstol Pablo, escribiendo a los cristianos de Roma, revela una importante verdad de la experiencia cristiana, el papel del pensamiento en el ser humano: «Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él.» (Proverbios 23:7).

Es verdad que, debido a que hemos heredado de Adán nuestra naturaleza pecaminosa, todos pecamos con el pensamiento. Dios quiere que admitamos que no solo es pecado lo que hacemos o dejamos de hacer en contra de su voluntad y que reconozcamos que aún pecamos con nuestros pensamientos (Mateo 5:27-28) Es más, los pecados que llegamos a cometer, muchas veces los cometimos primero en el pensamiento, tal como le sucedió a Eva que primero pensó que el fruto era codiciable antes de comerlo (Santiago 1:14,15). Por causa de nuestra naturaleza humana tenemos malos pensamientos. Pero dedicar toda nuestra forma de pensar a ellos en vez de rechazarlos es evidencia de que estamos dominados por nuestra carne y no por el Espíritu de Dios. La vida de arrepentimiento conlleva centrar la mente en las cosas del cielo y no en las de la carne.

Puesto que Jesucristo vivió y murió para salvarnos vamos a querer consagrar nuestros pensamientos a su servicio.

Oración:

Señor, no puedo tener mi mente puesta en ti perfectamente. Pero tu hijo lo hizo por mí. En gratitud quiero amarte como me amaste de manera que todo mi pensamiento este centrado en Cristo. Te suplico que por el poder del evangelio me afirmes en la verdadera fe para la vida eterna. Amén.

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