Meditación - 2020 marzo 16

(Lectura de la Biblia en tres años: Jueces 16:23–17:13, Lucas 13:10–19)

¿LEY O EVANGELIO?

Indignado porque Jesús había sanado en sábado, el jefe de la sinagoga intervino, dirigiéndose a la gente:
—Hay seis días en que se puede trabajar, así que vengan esos días para ser sanados, y no el sábado.

—Lucas 13:14

Hay personas que con su sola presencia alegran su entorno. Verlas puede cambiar un sombrío día en una hermosa jornada. ¿Ha conocido a alguien así?

Para muchos, Jesucristo era esa clase de persona: «La muchedumbre lo escuchaba con agrado», «impresionados por las hermosas palabras que salían de su boca.» (Marcos 12:37; Lucas 4:22). Jesucristo, como Dios encarnado, era la mejor noticia para la gente que lo vio. Encontrarse con él era tener la oportunidad de encontrar el perdón y la vida eterna. Los enfermos eran sanados y sus mensajes reconfortaban el alma dando consuelo y reposo. Pero no todos estaban felices con su presencia. Para otros, Cristo era mala noticia. Su presencia les resultaba por demás desagradable. ¿Por qué? Porque su enseñanza no era la conveniente, según ellos. Por mucho tiempo Satanás había sembrado su venenosa doctrina entre el pueblo judío y sus ministros eran los encargados de difundirla engañando al pueblo. Jesús no solo denunciaba la falsa doctrina, sino también enfrentaba a todos con la verdad bíblica a fin de que sean libres del engaño.

Una parte de ese engaño consistía en hacer creer a la gente que podemos agradar a Dios con nuestras buenas obras y buen comportamiento. Esta es una gran mentira porque nadie puede obedecer la voluntad de Dios perfectamente. Para los fariseos el reposo que Dios ha dispuesto en la ley moral debe estar dedicado a hacer méritos que agraden a Dios. Cristo dice que tal reposo es para el ser humano descanse de la opresión diabólica. Dedicar un tiempo para animar a las personas a esforzarse en hacer buenas obras para agradar a Dios va en contra de las enseñanzas de Cristo. El quiere que ese tiempo sirva para que escuchemos la ley moral en toda su dureza a fin de ser conscientes de que solo merecemos el infierno. Entonces, así desesperados, estamos listos para escuchar el evangelio, es decir las buenas noticias que nos dicen todo lo que Cristo hizo para conseguirnos el perdón gratuito. Esas buenas noticias son las que darán reposo a nuestra alma: Cristo obedeció perfectamente y murió en la cruz en lugar de nosotros. sus méritos nos son atribuidos gratuitamente de modo que podamos estar en paz con Dios.

Oración:

Señor, te doy gracias por Jesucristo, pues por sus méritos tengo tu perdón y el privilegio de servirte aunque soy imperfecto. Concédeme por tus medios de gracia amar de modo que te honre en gratitud a tu amor incondicional. Amén.

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