
Meditación - 2020 marzo 11
Meditación - 2020 marzo 11
(Lectura de la Biblia en tres años: Jueces 12, Lucas 12:35–40)
JEHOVÁ SE COMPLACIÓ EN MAGNIFICAR LA LEY Y ENGRANDECERLA.
Le agradó al SEÑOR, por amor a su justicia, hacer su ley grande y gloriosa.
—Isaías 42:21
¿Por qué engrandece Dios su ley?
La Santa Escritura enseña claramente dos verdades esenciales que Dios ha revelado: la ley moral y el evangelio. La ley moral tiene varios propósitos, uno de ellos es dar la salvación a quien la cumpla perfectamente: «Al referirse a los que obedecen la ley para que Dios los acepte, Moisés escribió lo siguiente: “La persona que obedezca la ley se salvará si la cumple.”» (Romanos 10:5, TLA). Pero si alguien falla en cumplir uno solo de los mandamientos no puede ser salvo: «Porque el que cumple con toda la ley pero falla en un solo punto ya es culpable de haberla quebrantado toda. Pues el que dijo: “No cometas adulterio”, también dijo: “No mates.” Si no cometes adulterio, pero matas, ya has violado la ley. (Santiago 2:10). Jesús enseñó que quien se enoja contra su prójimo ya es culpable de pecado contra el mandamiento de no matar (Mateo 5:21,22).
Sí, la ley moral es palabra de Dios y nos muestra cuál es la verdadera santidad. Nos dice la voluntad de Dios para nosotros: cómo quiere él que seamos y qué quiere que hagamos y lo que quiere que no hagamos. Nadie obedece la ley moral perfectamente como Dios lo exige. La ley nos sirve como un espejo que nos muestra: nuestro pecado, las consecuencias eternas de nuestro pecado y lo desesperado de nuestra situación: somos merecedores de toda la ira de Dios. Quien se encuentra aterrorizado al saber su destino eterno necesita escuchar el evangelio: la buena noticia de salvación que nos dice que Cristo obedeció perfectamente la ley moral en lugar de nosotros y que él recibió sobre sí mismo el castigo eterno al que nos condena el pecado contra la ley. Así Dios engrandeció la ley, pues sirvió de ayuda para conocer a Cristo como el salvador. Ahora que ya hemos sido perdonados gratuitamente ¿necesitamos obedecer la ley moral para mantenernos salvos? Definitivamente no. (Gálatas 3:24,25). Pero, siendo ya salvos gratuitamente, en gratitud al amor incondicional de Dios en Cristo, vamos a querer vivir santamente y la ley moral nos sirve como guía que nos muestra cuál es la vida santa que expresa amor por Dios y por el prójimo.
Oración:
Señor, confieso que por mi propia razón o elección no puedo creer en Jesucristo, mi Señor, ni acercarme a él. Sino que el Espíritu Santo me ha llamado mediante el evangelio, me ha iluminado con sus dones, me ha santificado y guardado en la fe verdadera. De la misma manera llama, congrega, ilumina y santifica a toda la iglesia cristiana en la tierra, y en Jesucristo la conserva en la verdadera fe. Gracias te doy por ello, pues mi salvación no depende de mí sino de ti. Amén.
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