Meditación - 2020 marzo 06

(Lectura de la Biblia en tres años: Jueces 9:1–24, Lucas 12:1–3)

ADORACIÓN EN ESPÍRITU Y EN VERDAD.

Ahora ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación proviene de los judíos. Pero se acerca la hora, y ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad.

—Juan 4:22–24

¿Cómo es Dios? Muchas personas han imaginado a Dios como un anciano sentado en un trono ubicado en un lugar llamado «cielo». ¿Qué dice la Biblia?

En el texto de hoy Jesús responde a la pregunta de una mujer Samaritana que desea saber en cuál monte es correcto adorar a Dios. Los israelitas habían edificado el templo en el monte Sión, en Jerusalén. Pero los samaritanos adoraban a Dios en el monte Guerizín. Tanto Judíos como samaritanos opinaban que su adoración era la correcta debido a que adoraban a Dios en el lugar correcto. Jesús sabía que el templo de Jerusalén sería destruido cuarenta años después de su resurrección. Por eso, de inmediato, aclara el asunto para la samaritana y le dice: «Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adorarán ustedes al Padre. […] Dios es espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad.» (Juan 4:21,23). No son los ritos ni el lugar de adoración lo que determinan cuál es la adoración verdadera pues Dios no está limitado por el tiempo ni el espacio.

La verdadera adoración se puede hacer o no hacer en la forma en que la hacemos hoy, no necesita formas específicas. Solamente necesita «espíritu y verdad». Eso significa que la verdadera adoración gira alrededor de la revelación de la verdad de Dios y se aferra a ella (la Biblia). Alaba al Dios verdadero: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Siente pesar por el pecado y se regocija en el amor inmerecido que logró la salvación. Confía en Jesús para obtener el perdón y la vida eterna. Anuncia las Escrituras y se regocija en el mensaje. En gratitud a Cristo por darnos el perdón gratuito de nuestros pecados vamos a querer adorar a Dios en espíritu y verdad.

Oración:
Señor, es solo gracias a tu gracia y misericordia, que ha enviado a Jesucristo para redimirnos, que hoy tenemos libre entrada ante tu santa presencia. De esa manera podemos acercarnos confiadamente ante tu trono de gracia a suplicar por nosotros y por nuestro prójimo. Por tus medios de gracia afírmanos en la verdadera fe para la vida eterna de tal modo que siempre pidamos lo que tú quieres para nosotros y siempre anhelemos lo que quieres darnos. Amén.

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