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Meditación - 2020 marzo 02

Meditación - 2020 marzo 02

(Lectura de la Biblia en tres años: Jueces 6:18–40, Lucas 11:24–28)

Jehová Shalom

Entonces Gedeón construyó allí un altar al Señor, y lo llamó «El Señor es la paz», el cual hasta el día de hoy se encuentra en Ofra de Abiezer.

—Jueces 6:24

Después de todos los esfuerzos realizados por la humanidad a lo largo de los siglos en busca de la paz ¿Por qué no hay paz? Para que un buscador de oro tenga éxito en su labor es requisito indispensable que sepa bien qué es el oro. De lo contrario todo su afán será en vano. Del mismo modo, no es posible hallar paz cuando no se tiene idea clara de lo que es la paz. Usualmente, se entiende la paz como la ausencia de conflictos: entre dos individuos o entre agrupaciones como familias, naciones, etcétera. También puede referirse a molestias por enfermedad, o preocupaciones. Sin embargo, no muchos son conscientes que toda paz, o ausencia de ella, está directamente relacionada con la paz espiritual, la paz con Dios. Si no hay paz con Dios, no hay paz.

El texto de la meditación de hoy nos dice que Gedeón construyó un altar a Dios y lo llamó: «El Señor es la paz» (en hebreo, «Jehová Shalom»). Es significativo que lo hizo poco después de haber estado angustiado preguntándose: «Si el SEÑOR está con nosotros, ¿cómo es que nos sucede todo esto? ¿Dónde están todas las maravillas que nos contaban nuestros padres, cuando decían: “¡El SEÑOR nos sacó de Egipto!”? ¡La verdad es que el SEÑOR nos ha desamparado y nos ha entregado en manos de Madián!» (Jueces 6:13). El miedo y la frustración de Gedeón son comunes a todos los seres humanos. Cuando examinamos a nuestro alrededor la situación que nos rodea es lamentable. Hay conflicto, desolación y sufrimiento por todo lado. Frente a eso no podemos estar en paz porque no producimos paz. Hemos heredado de Adán la naturaleza pecaminosa carente de paz. Las riquezas, logros alcanzados, la vanagloria e incluso sustancias químicas pueden adormecer la angustia por algún tiempo pero tarde o temprano la verdad sale a la luz y volvemos a ser conscientes de nuestra falta de paz.

Cristo vino a reconciliarnos con Dios para que tengamos paz. Él vivió, en lugar nuestro, la vida justa que Dios exige de cada uno de nosotros, y también murió sufriendo el castigo que merecemos por nuestro pecado. Por los méritos de Cristo Dios considera nuestra deuda saldada y nos declara justificados, es decir, perdonados: « En consecuencia, ya que hemos sido justificados mediante la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.» (Romanos 5:1). En gratitud a ese amor incondicional vamos a querer estar en paz con todos (Isaías 48:18)

Oración:

Señor, te doy gracias porque, por los méritos de tu Hijo Jesús corriges lo que hicimos mal y sólo así tenemos tu visto bueno y a ti como nuestra paz. Amén.

 

Lea el Capítulo Completo Aquí


Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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