
(Lectura de la Biblia en tres años: 1 Reyes 9, Juan 5:30–37)
POR LA SOLA FE
Por eso se le tomó en cuenta su fe como justicia. Y esto de que «se le tomó en cuenta» no se escribió sólo para Abraham, sino también para nosotros. Dios tomará en cuenta nuestra fe como justicia, pues creemos en aquel que levantó de entre los muertos a Jesús nuestro Señor. Él fue entregado a la muerte por nuestros pecados, y resucitó para nuestra justificación.
—Romanos 4:22–25
El apóstol Juan escribió: «Queridos hijos, que nadie los engañe. El que practica la justicia es justo, así como él es justo.» (1 Juan 3:7). Con estas palabras pareciera contradecir la enseñanza de la justificación por la sola fe ¿Es así?
Cuando Pablo escribe respecto a la justificación del ser humano (el ser declarado justo) deja por demás claro que Dios no acepta nuestras buenas obras como suficientes como para que seamos declarados justos. En toda la historia del ser humano, excepto Cristo, no hay nadie que haya hecho buenas obras perfectas como las que Dios exige (Mateo 5:48). Por tanto ningún ser humano puede ser declarado justo, es decir, justificado en base a sus buenas obras o buena conducta. Para salvar a toda la humanidad Dios envió a Cristo para cumplir perfectamente con las exigencias morales de Dios. Cristo es verdaderamente el único justo por sus propias obras. En la cruz Cristo murió como si no hubiera sido justo padeciendo la ira eterna que nosotros merecemos. Así nuestra deuda fue pagada y Dios transfirió a favor de nosotros los méritos de Cristo que lo muestran justo. Así nosotros somos justos con la justicia ajena. La de Cristo. Saber que ya no caerá sobre nosotros la ira eterna de Dios y que sus méritos nos son atribuidos gratuitamente nos llena de tal alegría y gratitud que vamos a querer hacer justicia, es decir, vamos a querer ser justos, no para salvarnos, sino como resultado de la gratitud que nace en nosotros. La gracia de Dios es gratuita, pero eso no quita el hecho de que es sumamente costosa. Requirió que Cristo ofrendara su vida. Queremos apreciar eso con vidas justas mientras esperamos su venida.
Oracion:
Señor, pecador nací y soy consciente que mientras vivo mi tiempo de gracia no seré capaz de obedecer perfectamente tu santa voluntad. Te suplico perdones mis muchas rebeliones. Te doy gracias por tu Hijo Jesucristo, pues gracias a sus méritos me declaras justo. Concédeme que cada día crezca más en santidad de modo que en mi vida diaria proceda con rectitud. No permitas que caiga en las tentaciones. Por tus medios de gracia afírmame en la verdadera fe para la vida eterna de manera que fortalecido por tu evangelio viva santa y piadosamente consagrado a tu servicio mientras espero la venida del Redentor. Amén.
Meditación - 2020 junio 19
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