Skip to content

(Lectura de la Biblia en tres años: 1 Reyes 8:36–66, Juan 5:23–29)

EL AMOR FIEL DE DIOS

Envíame, Señor, tu gran amor y tu salvación, conforme a tu promesa.

—Salmo 119:41

No faltan ocasiones en las que resulta difícil confiar en que Dios nos ame. La conciencia de que somos pecadores puede ayudarnos a inclinarnos a pensar que debido a eso es imposible que el Señor nos ame. Por otra parte, a veces las circunstancias adversas que estamos atravesando en determinado momento pueden parecernos suficiente evidencia de que Dios no nos ama. ¿Qué hacer?

Dudar del amor de Dios puede llevarnos a querer buscar ayuda o apoyo en otro poder diferente de él. Confiar en nuestra propia capacidad y sabiduría o en la de otra fuente es una muestra de desconfianza hacía el Señor. Cualquier otra cosa a la que nos confiemos se constituye en nuestro propio dios. Hacerlo así es un pecado contra el primer mandamiento que ordena no tener dioses ajenos. Es pecado de idolatría. Por este pecado somos merecedores de toda la ira de Dios y en este momento estaríamos sufriendo los padecimientos eternos del infierno son hubiera sido por el amor de Dios: «Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.» (Juan 3:16).

Es en Cristo que Dios nos ha demostrado definitivamente su amor por nosotros, pues «Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.» (Juan 3:17). ¿Cómo es que Cristo es la evidencia definitiva del amor de Dios por nosotros? Dios es perfecto y delante de él no hay lugar para la imperfección. Por causa de nuestra naturaleza humana no somos aptos para estar en la santa presencia de Dios pues él no tolera el pecado de ninguna manera. Por cuanto nos amó con amor eterno, él no quiere que estemos condenados a padecer su eterna ira. Pero puesto que él es justo no puede pasar por alto su justicia. Cristo vino dejando su gloria celestial y vivió como ser humano para obedecer perfectamente la santa voluntad de Dios en lugar de nosotros y para padecer, en la cruz, toda la ira de Dios que merecemos por nuestro pecado. Cuando asumimos el hecho de que esa es la evidencia definitiva del amor de Dios ya no necesitamos de ninguna otra prueba más, tal como Pablo lo dijo: «Me propuse más bien, estando entre ustedes, no saber de cosa alguna, excepto de Jesucristo, y de éste crucificado.» (1 Corintios 2:2)

Oracion:

Señor, gracias te doy porque me has iluminado con la luz de tu evangelio. Te suplico que siempre brilles en mí. Brilla en mí reflejando la luz del Padre, tu glorioso evangelio de amor. Gracias a ti puedo reposar de querer salvarme por mis propios méritos y quiero compartir este gozo con los demás. Amén.

 

Lea el Capítulo Completo Aquí

Meditación - 2020 junio 18


Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

Más Contenido

Meditación - 2019 julio 18

Ver Recursos

Meditación - 2019 julio 18

Ver Recursos

Servicio - 13 enero 2019

Ver Recursos

Meditación - 2020 enero 30

Ver Recursos