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(Lectura de la Biblia en tres años: 1 Reyes 2:13–46, Juan 3:31–36)

ADÁN Y LOS ANIMALES

Entonces Dios el Señor formó de la tierra toda ave del cielo y todo animal del campo, y se los llevó al hombre para ver qué nombre les pondría. El hombre les puso nombre a todos los seres vivos, y con ese nombre se les conoce. Así el hombre fue poniéndoles nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves del cielo y a todos los animales del campo. Sin embargo, no se encontró entre ellos la ayuda adecuada para el hombre.

—Génesis 2:19–20

La Biblia es la Palabra de Dios. Pero la Biblia no ha caído del cielo escrita en español, encuadernada en un solo tomo dividido en libros, capítulos, perícopas y versículos. Dios la reveló, a lo largo de muchos siglos, por inspiración del Espíritu Santo a sus siervos los profetas y apóstoles. Pero al inspirar sus palabras permitió que los escritores usen las expresiones propias de la época y lugar en que fueron escritas. Por esto, para interpretarla correctamente es necesario tener en cuenta la cultura y lengua del escritor inspirado ¿Cómo así?

Interpretar correctamente la Biblia significa comprenderla tal como la entenderían el escritor y los destinatarios del tiempo en que fue escrita. Un ejemplo es el texto de la meditación para hoy. Allí nos dice que Adán fue quien puso nombre a los animales creados por Dios. En la Biblia dar nombre a algo implica tener autoridad sobre lo que hemos nombrado. Tener autoridad no solo es poder disponer de lo que está bajo nuestra autoridad sino también ser responsable. Cuando Dios lleva a los animales ante Adán no solo hace que el hombre tenga dominio sobre ellos sino también que sea el responsable. Después Dios tomando parte de la carne y hueso de Adán construye a Eva y la presenta a Adán. El hombre dio nombre a Eva con lo que ella queda bajo su autoridad y responsabilidad. Por esa razón, después de la caída, Dios le pide cuentas primero a Adán. Como hijos de Adán Dios nos considera los responsables de las criaturas de la tierra. Nuestros pecados dañan la tierra, destruyen el planeta y por ello somos merecedores de toda la ira de Dios (Isaías 24:4-6; Levítico 18:25; Apocalipsis 11:18). Pero gracias a los méritos de Cristo hemos sido perdonados. En gratitud vamos a querer cuidar el planeta haciendo el bien y evitando así que nuestro pecado contamine la tierra.

Oracion:

Aunque merecemos tu justa ira y tu castigo, te pedimos, ¡oh Padre de misericordia!, que perdones nuestro pecado y nuestras muchas rebeliones. Defiéndenos de todo mal y peligro, en nuestro cuerpo y en nuestra alma. Líbranos de doctrinas falsas y perniciosas, y de guerra y derramamiento de sangre, de las tempestades y las sequías, de los incendios, de las epidemias, de la angustia del corazón y del desesperar de tu misericordia. En todo tiempo sé Tú nuestra ayuda eficaz. Bendice asimismo los frutos de la tierra para que a su tiempo podamos gozar de ellos. Amén.

 

Lea el Capítulo Completo Aquí

Meditación - 2020 junio 07


Meditaciones son presentadas por Producciones Multilingües-WELS y www.academiacristo.com. Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional. Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional®, NVI®. Copyright © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.™ Todos los derechos reservados en todo el mundo.

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