(Lectura de la Biblia en tres años: 1 Reyes 1:28–53, Juan 3:16–21)

LA BENDICIÓN APOSTÓLICA

Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes.

—2 Corintios 13:14

Desde hace ya más de dos mil años muchas iglesias de diferentes lugares del mundo acostumbran concluir sus reuniones de adoración con las palabras del texto de la meditación de hoy. Estas palabras son conocidas como la bendición apostólica para distinguirlas de la bendición aarónica que también es empleada de igual manera ¿Cuál es el significado de la bendición apostólica?

El apóstol Pablo acostumbraba terminar sus cartas con una bendición. Pero es en su segunda carta a los corintios en la cual menciona a las tres personas de la Trinidad para dar la bendición en sus palabras finales, y con ello enfatiza en lo profundo de la bondad divina hacia nosotros.

Esta bendición desea que la gracia de Jesucristo esté con nosotros. Gracia significa «amor inmerecido». Cristo nos ama de tal manera que dejó su gloria eterna para venir a cumplir en lugar de nosotros la ley moral, que al ser pecadores, no hemos podido obedecer perfectamente. Y, además, por amor entregó su vida en pago por nuestra redención recibiendo sobre sí el castigo eterno que merecíamos. No hay amor mayor que el que Cristo tuvo por nosotros (2 Corintios 8:9). Al bendecir, Pablo piensa en el amor de Dios el Padre, tal como lo expresó en otra carta escrita pocos meses después: «Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.» (Romanos 5:8); o como lo expresó el apóstol Juan: «Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.» (Juan 3:16-17). Finalmente Pablo resume la obra del Espíritu Santo en una sola palabra: «comunión». El Espíritu es él que nos lleva a la comunión con Jesús (véase 1 Corintios 12:3) por medio de ella a la comunión de unos con otros. Fue el Espíritu, que obró en nosotros mediante el evangelio, sacándonos de la oscuridad del pecado y nos unió en comunión cristiana.

Oracion:

Misericordioso Dios: Te loamos por todas las bondades y conmiseraciones que Tú has manifestado hacia nosotros. Acepta, te suplicamos, nuestro tributo de adoración, alabanza y acción de gracias. Danos tal comprensión de todas tus misericordias, que nuestros corazones sientan verdadera gratitud hacia Ti, y que glorifiquemos tu santo nombre no solamente con nuestros labios sino también con nuestras vidas consagradas a amarte a ti y al prójimo. Amén.

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