
(Lectura de la Biblia en tres años: 2 Samuel 24, Juan 3:1–6)
YEHOVAH BORÉ (JEHOVÁ, EL CREADOR)
Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra. La tierra era un caos total, las tinieblas cubrían el abismo, y el Espíritu de Dios iba y venía sobre la superficie de las aguas. Y dijo Dios: «¡Que exista la luz!» Y la luz llegó a existir.
—Génesis 1:1–3
¡Aleluya! ¡Hosanna! ¡Amén! ¿Qué tienen en común estás palabras además de los signos de exclamación? Son palabras que el castellano ha heredado del idioma hebreo.
Ha habido muchos intentos de usar equivalentes en español para reemplazar palabras de origen hebreo, pero fueron vencidos por la costumbre. Es más, hoy hay un gran interés por los términos hebreos bíblicos. Expresiones como Shalom (Paz) Adonay (Señor) o Elohim (Dios) no son desconocidas. No sucede eso con la palabra hebrea «boré», que significa «creador» pues nuestro término «Creador» refleja perfectamente el significado. Sí, Jehová, Dios trino, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo es nuestro creador. No son tres creadores sino un solo creador. Pero cada una de las tres personas de la santísima Trinidad obró en la creación. Es precisamente lo que podemos ver al leer el texto de la meditación de hoy. La creación es principalmente la obra del Padre pero todo fue creado por medio del Hijo: «todas las cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades: todo ha sido creado por medio de él y para él. Él es anterior a todas las cosas, que por medio de él forman un todo coherente.» (Colosenses 1:16-17)
De igual modo, aunque la redención es la obra principal del Hijo, los beneficios de ella no nos llegan sino por el Espíritu Santo quien mediante el evangelio nos otorga el don de la fe, sin el cual no podemos ser salvos. En gratitud vamos a querer vivir consagrados en adoración a la Santísima Trinidad en cuyo nombre fuimos bautizados y querer iniciar todo acto de adoración, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, el nombre en el que fuimos bautizados y creados de nuevo.
Oracion:
Dios trino y eterno, confieso que Tú me ha creado a mí y todo lo que existe; que me has dado cuerpo y alma, ojos, oídos y todos los miembros, razón y todos los sentidos; y que aún me sostienes dándome abundantemente y a diario vestido y calzado, comida y bebida, casa y hogar, familia, tierra, animales y todo lo que poseo, y todo lo necesario para sostener mi cuerpo y mi vida. También me proteges contra todo peligro; me guardas y preservas de todo mal. Todo esto lo hace porque es mi bondadoso y misericordioso Dios, y no porque yo lo haya ganado ni merecido. Por todo esto quiero darte gracias, alabarte, servirte y obedecerte. Amén.
Meditación - 2020 junio 03
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